“Antifaces”
Cuando estuve lista, Doris y yo bajamos a desayunar, ya que ella había salido demasiado temprano de su casa y no tuvo tiempo.
La cocina de los Weyler era muy amplia, tenía una barra con copas colgando de cabeza y un horno gigante junto al lavavajillas.
Nos sentamos en la barra.
- Detesto estar aquí – comentó en voz baja mientras Brent nos servía cereal y leche.- Dímelo a mí – hice una mueca mientras metía la cuchara al tazón.
- Si, ambas tenemos mala suerte…
- Ya, come rápido, ¿trajiste el auto? – pregunté.
- No, era muy temprano y tenía sueño así que tomé un taxi.
- ¡Aaah grandioso Do!, tendremos que irnos a pie – gruñí.
- ¿Y el coche de Nick?
- Está descompuesto – respondí.
- Ya no – gritó Nick entrando a la cocina – acabo de repáralo – mordió una manzana y levantó un ceja.
- No pierdes tu tiempo hermano – rió Brent.
- Jamás – Nicholas me guiñó un ojo y luego desapareció escaleras arriba.
Suspiré.
Después de comer, tomamos nuestras cosas y abordamos el auto de Nicholas Weyler, recién arreglado por Nicholas Weyler. Grandioso.
Seguía con esa estúpida idea en la cabeza, con ese tonto plan… ¿Cómo no entendía? Yo no quería absolutamente nada con él.
Llegamos a la escuela en cosa de minutos, de hecho llegamos muy temprano.
Doris corrió a su casillero mientras yo me veía obligada a cargar las cajas con decoraciones hasta la oficina del maestro Klein junto con Nicholas.
Le entregamos las cosas al maestro y luego caminamos en silencio hasta nuestros respectivos salones…- Gracias – la palabra salió de mi boca sin permiso. Nicholas sonrió.
- ¿Por qué? – preguntó deteniéndose y ladeando la cabeza.
- Por… preocuparte así de mi, por no dejarme dormir en el auto…- musité un cincuenta por ciento arrepentida de todo lo malo que le había dicho la noche anterior. Él sonrió ampliamente.
- No hay de qué… ¿estabas despierta cuando te tomé en brazos? –
- Algo así - admití. Él soltó una risita y desvió la mirada. Se perdió en el pasillo.El no dijo nada y cada uno entró a su aula, mis mejillas se enrojecieron en cuanto atravesé el salón para llegar hasta mi pupitre. Me sentía como una tonta. Es decir, me causaba una sensación muy extraña, pero me gustaba.
Pasaron las horas hasta que llegó el preciado almuerzo.
Inconcientemente busqué a Nick con la mirada por todas partes cuando me encaminaba hasta la mesa donde estaba Doris, pero no lo vi, por ninguna parte.
¿Qué sucedía conmigo?...
Comencé a sentime muy mal con respecto a no perdonarlo, el estaba siendo muy amable aún cuando yo lo traté muy mal, y quizás si estaba arrepentido de todo. Y pensándolo bien en primer lugar no fue tanto su culpa, sino más de Brenda… Pero a pesar de todo, me costaba pensar en la idea de perdonarlo.
Después de clases, Kathleen decidió acompañarnos con lo de organizar el baile, y fue cuando le conté a Doris y a mi hermana lo que había pasado la noche anterior con Nick, en Mission Viejo… le dije desde que me obligó a subir al auto hasta que me medio desperté en sus brazos cuando llegamos a su casa…y ambas me lo reprocharon. No entendían cómo podía yo, tener un corazón tan de piedra.
Pero vamos.
Elaine Tolley no se deja que la pasen a llevar.
Las entendí ya que yo también me lo reproché mientras hablaba, estaba entre comillas, contradiciéndome con todo, no evitaba balbucear al hablarles de Nicholas.
Más tarde, nos pusimos de acuerdo con el tema del baile y decidimos por votación que fuese de Antifaces, le daba un toque de misterio y a todos les gustaba, además pensaba usa uno que estaba en una caja en la azotea, que era de mi mamá.
Nick estaba en una esquina, solo y callado, parecía triste o muy ensimismado.- Ve, y habla con el – me reprochó Kath. Yo tragué saliva e hice una mueca.
- Si Elaine, debes ir – Doris me jaló del brazo y me puso de pie.
- No quiero…
- Lo lamentarás el resto de tu vida, ve y dile que lo perdonas – Kath se cruzó de brazos y me lanzó una mirada de “O vas, o te llevo arrastrando del cabello”
- Odio que siempre tengan la razón… - farfullé encaminándome hacia las gradas del gimnasio donde Nick estaba sentado, en el camino comenzaron a temblarme las piernas.
Me senté a su lado y tomé un suspiro, el me miró con los ojos brillosos.
- Estuve pensando… y si te perdono – suspiré, esperando a que no fuera demasiado tarde.
- Me alegra, gracias – Su rostro se iluminó con un brillo radiante, se veía mucho más feliz, y hasta mostró su hipnotizante sonrisa.
- Ahora, podemos trabajar en esto sin pelear – reí – será más divertido.
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No todavía || 2da temporada
General FictionLa vida de Elaine Tolley. Esta obra se encuentra en proceso de edición. Esta novela tiene el permiso de la autora Scarlet P.G para ser publicada en esta cuenta.