Capítulo 5

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“Esta cita APESTA”

Pasaron alrededor de dos semanas después de que Brenda y yo nos arregláramos.
Jason y yo tuvimos bastantes problemas y constantes peleas, siempre por celos o por rumores estúpidos y sin sentido, seguíamos siendo novios pero al fin y al cabo Kathleen tenía razón, no era una relación perfecta. Nos pasábamos los días gritando y molestos. Y las noches llamándonos para pedir perdón y empezar de nuevo… con más peleas.
Brenda y yo seguíamos intentando volver a ser amigas, y debo decir que nos estaba dando resultados, porque hablábamos mucho y salíamos juntas, ella terminó con Ralph, porque el chico se iba de la ciudad y no querían sufrir estando lejos.
Doris salía con Mark, pero era algo informal. Yo creo que en realidad solo lo hacía para olvidar a Brent, porque esa relación si que la dejó marcada.
Kathleen seguía sola e igualmente popular sin la necesidad de tener a Jack en su vida. Eso era bueno porque lo estaba superando. O eso esperaba yo.
Nick siguió insistiendo en que debíamos ir a comprar las decoraciones para el baile. Y yo seguía diciendo que no. Él me llamaba varias veces solo para molestarme con lo del baile. Y yo no le respondía. Incluso pensé en la posibilidad de cambiar mi número, para que Jason no viera esas llamadas de Nick y me dijera que todo acababa.

A mitad de semana, luego de clase, fuimos los veinte “voluntarios” a planear el baile; teníamos que elegir un tema, imprimir volantes, comprar comida, buscar una banda, comprar las decoraciones, de las que estaba a cargo Nick.
Doris se ofreció para liderar el grupo. Nos dividió en parejas, y la linda de mi amiga me jugó una broma, me obligó a ir con Nick a comprar las decoraciones y encargarnos juntos de decorar el lugar.
Ella sabía el tema de Nick no lo había superado tan por completo, los nervios me jugaban bromas pesadas, se me caían las cosas, se me enredaba la lengua al hablar y por supuesto el lo notaba y ocupaba eso en mi contra. 
Luego de organizarnos, Nick me arrastró a su auto para llevarme a comprar las decoraciones, parecía feliz de que por fin yo me viera obligada a ir.
- Nick, son las siete y media de la tarde, estoy cansada y tengo hambre, ¿podemos comprar esas cosas mañana? – pedí mientras él me sujetaba de una muñeca para que no escapara.
- No – subió al coche, y me obligó a entrar – ¡YA SUBE!, no tengo todo el día Elaine – di suspiro y me subí a su bonito auto convertible, el día estaba agradable, la nieve había desaparecido de las calles y el sol era acogedor.
- ¿Y a dónde vamos? – pregunté.
- A Tomi’s, la tienda de artículos de fiesta, es grandiosa – arrancó el auto.
- ¿Y dónde está esa tienda?, nunca la he visto.
- Está… fuera de la ciudad – dijo el riendo, no me gustó mucho su broma.
- Vamos Nick enserio… ¿dónde está? 
- A una hora de aquí, hacia el sur.
- ¿Estas bromeando? – no quería ir fuera de la ciudad, menos con Nick.
- No, ¿por qué estaría bromeando? – dijo el tomando una carretera al sur. 
- ¡TE ODIO! – gruñí.
- No lo creo, me amarás cuando lleguemos, es la tienda más increíble del estado, está en Mission Viejo. 
- Pero aunque fuese una gran tienda, llegaremos a las ocho o nueve de la noche, estarán cerrando – rebatí. 
- Cierran a las diez de la noche, no te preocupes – dijo con calma.

No le dirigí la palabra en todo el maldito camino, no entendía qué estaba tramando. 
¿Secuestrarme?...
Era lo peor que me había echo, y engañarme también, pero, llevarme fuera de la ciudad a comprar decoraciones para un estúpido baile era el colmo. Llegamos la ciudad de Mission Viejo, dentro del mismo estado de California. Creo que estuve ahí un par de veces, visitando a la familia de Kath y Susan.
Nos bajamos del coche en el aparcamiento de la (Nick tenía razón), espectacular tienda de fiesta, era hermosa. Había globos y brillantina por doquier, cornetas, spray brillante, mucho cotillón; y debo admitir que quedé impresionada, jamás había visto un lugar igual. Parecía haber fiesta dentro, en cada rincón del recinto.
- Sabía que iba a gustarte – dijo Nick pasando por mi lado mientras yo miraba boquiabierta el techo del lugar, lleno de globos con helio de todos los colores posibles. El lugar estaba lleno de gente y cosas brillantes y que hacían ruido.
- Es asombrosa – admití. 
- Ven por aquí están, los globos, los manteles brillantes… mira focos de colores, les encantarán a todos – Tomó mi mano para guiarme. 
No le puse atención al acto hasta que miré nuestras manos y me solté de inmediato, ahora si que estaba nerviosa. No recordaba cómo se sentía el contacto de su piel con la mía. Era una conexión impresionante, y aterradora. 
Me encontraba a unos… no sé, muchos kilómetros lejos de mi casa en día de escuela, en una tienda de fiesta, en Mission Viejo. Susan y Patrick iban a matarme. 
- Compremos rápido y nos vamos – musité muy cortante.

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