No todavía || 2da temporada

Capítulo 7

“Te extrañé”

El baile era un hecho inminente. Los días habían pasado volando como nunca antes. Kathleen era la más entusiasmada con la idea del baile, a pesar de estar sin novio, y por lo mismo sin pareja, ella no dejaba de repetirme que su idea era impresionar al resto estando soltera, no colgada del cuello de Jack. La peor parte era que ella no escuchaba cuando intentaba decirle que no quería ir al condenado baile.

Las cosas con Nicholas, bueno… no nos dirigíamos la palabra, si nos cruzábamos, no hacíamos más que mirar al suelo y seguir caminando. Definitivamente, de los momentos mas incómodos de mi vida. 

También me pusieron frenos, así que sonreía con menos frecuencia. 

Solo tenía dos días para arreglar y adornar todo el gimnasio con Nick. Todos ayudaron claro, era mucho trabajo para nosotros solos. Pero me costaba mucho esfuerzo trabajar cerca de él. Nuestra “amistad” se encontraba en un punto sumamente tenso. 
Cuando terminamos de arreglar todo, y nos pusimos a recoger y ordenar algunas cosas, Kathleen se acercó muy contenta a hablarme.

- Vamos a comprar los vestidos, papá me dejó usar la tarjeta – sonrió radiante. 
- No… no voy a venir al baile…- respondí guardando las serpentinas sobrantes. Ella se cruzó de brazos, intenté ignorarla. 
- ¿No?... ¿Como que no?... tienes que venir, te has estado matando con esto de las decoraciones…
- No tengo pareja. 
- Brenda, Doris y yo tampoco tenemos.
- Es que no me gustan los bailes…- resoplé. 
- Nos vamos a divertir… además vendremos como grupo, las cuatro chicas más lindas de toda la escuela, ¿Qué dices hermanita?.
- Bien… termino con esto y vamos, espérame afuera – dije con inmensa resignación… era cierto que no me gustaban los bailes, y todavía no estaba emocionalmente estable después de mi ruptura con Jason.
De pronto un estruendo me hizo voltear. Nick había tropezado y dejado caer todas las cosas que llevaba, una caja enorme con decoraciones. Suspiré y miré a mí alrededor, no había nadie más en el gimnasio. Me acerqué en silencio y le ayudé a meter todo a la caja. 

- Gracias…
- Ni lo menciones – dije tomando mi bolso para salir de ahí antes de que todo se pusiera más incómodo.
- Elaine, espera – musitó una vez que me aproximé a la puerta.
- ¿Si? – me volteé a mirarlo. 
- ¿Pensaste en lo del baile? 
- Creo que te dejé clara la respuesta… Nicholas, no, no iré – me dí otra vez la vuelta y abrí la puerta, desde afuera escuché como ruido, Nick pateó algo y maldijo en voz alta. 

Me encontraba frente al espejo, el día del baile. Con el vestido que había comprado el día anterior, rojo italiano, corto, con un hombro al descubierto. No me sentía conforme con el vestido, no era yo.
- Te ves hermosa – suspiró Kath a mi lado. Ella llevaba un vestido negro de encaje. Parecía modelo. 
- No mientas – la miré ceñuda. Ella negó con al cabeza y abrió la puerta del cuarto. 
- ¡Mamá! ¡Papá! – gritó. En seguida, ambos llegaron al cuarto – Díganle a esta cabeza hueca que se ve hermosa, porque no me cree. 
- Te ves divina cariño – dijo Susan. Sonreí. 
- Demasiado corto – papá frunció el ceño - ¿Con quién irás al baile? 
- Con las chicas – respondí.
- No, hablo de tu pareja, ¿Con Jason? – me miró con desconfianza. 
- Jason y yo terminamos… hace semanas – dije cortante. Mi padre se quedó callado. 
- ¿No te invitó este chico…? ¿Cómo se llama? ¿El menor de los Weyler?
- ¿Josh? – dije con sarcasmo. Ella frunció el ceño.
- Nick – corrigió – con Nick. Hablaba de él. 
- Ni en sueños iría con ese… - fruncí la boca y negué con la cabeza – no importa, el punto es que ninguna de nosotras tiene pareja. 
- Es verdad – dijo Kath – pero Nick la invitó y ella dijo que no. 
- Esa es mi hija – dijo papá.
- ¡Patrick! – reclamó Susan – Elaine está grande, puede tener pareja… no tiene nada de malo. 
- Tiene mucho de malo si está vestida así – rebatió él. Kath soltó una carcajada.
- ¿Tan mal me veo? – gruñí.
- Hija, siempre luces muy bella, pero el vestido es muy corto.
- El vestido es perfecto Elaine, no le hagas caso a tu padre, tiene celos paternales – sonrió Susan – te ves divina y tú también cielo – besó la frente de Kathleen. 
- Gracias mamá – musitó Kath – en cuanto a ti papá – se cruzó de brazos – no serviste de nada… ahora déjenos, tenemos que arreglarnos.