1. Octubre, 2017

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Fue hace casi 13 años cuando el concurso que nos ha cambiado la vida a tantos volvió a la televisión. No me presenté a OT 17 porque era menor de edad y la verdad es que tampoco me enteré que estaban haciendo castings de nuevo. No supe de la vuelta del formato hasta que un lunes de octubre me senté con mi madre y mi hermano en el sofá para ver la Gala 0. Me llamó mucho la atención la primera chica en cantar, se llamaba Aitana, era guapísima y cantaba como los ángeles. Fui siguiendo el resto de la gala pero no hubo nadie más que me enganchase a la televisión como lo hizo ella. Años más tarde colaboramos en un EP que fue número uno en España y me llevo de telonero a su gira por Sudamérica.

Poco me fije en el chico que sacó un trombón al escenario, el chico que 13 años más tarde se iba a casar con la mujer de mi vida. Pero hubo gente que sí se fijo en él. Acabó siendo uno de los grandes favoritos y su romance con Amaia, la ganadora del concurso, llenó todas las portadas hasta que un año más tarde llegó a su fin. Cuando tres años más tarde entré a esa academia, hubo gente que me quiso comparar con él, los dos éramos fans de Leiva, de One Direction y salimos del concurso con un disco hecho en esa academia. Nunca llegamos a colaborar.

Por aquella época yo era un cabra loca. Acabé el instituto por los pelos y me metí a la FP de mecánico por hacer algo con mi vida, por entretenerme con algo. A veces subía mis versiones a YouTube o a Instagram, pero tampoco me había planteado el cantar como una carrera profesional. Era algo con lo que soñaba pero que lo veía imposible, hasta que descubrí Operación Triunfo.

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