- Por qué no me invitaste cuando estuvisteis en Barcelona? - estas fueron las primeras palabras que cruce con Alfred en la fiesta de cumpleaños de Anaju. Fue ella quién organizó la fiesta de sus 28 y obviamente tuvo que invitarlo a él, a su mejor amigo que era la persona que más me sacaba de quicio. Había aprendido a ignorar su existencia pero si me provocaba yo no me iba a quedar callado.
- Porque no me gustas - contesté claro y conciso.
- A mi no me gustas tú - vaya ninguna sorpresa.
- No me había dado cuenta.
- Eres demasiado poca cosa para Anaju, ella merece más, merece a alguien que no la haya herido una y otra vez - me quede helado con esas palabras, sabía que él pensaba eso de mí desde el inicio, pero nunca me lo había verbalizado. Esas palabras me afectaron más de la cuenta. Se empezaron a repetir en mi cabeza cada día y cada día que pasaba más inseguro me sentía.
- Lo sé y sé que el día que ella se de cuenta que no la merezco me dejara. Yo también sé que no soy lo suficientemente bueno para ella. - Dije honestamente y me fui sin dejar que afectara más a mis inseguridades.
El resto de la fiesta estuve cabizbajo, sólo disimulaba cuando estaba Anaju a mi lado. Ella preguntaba que me sucedía y yo le que contestaba que no me pasaba nada, cuando en realidad quería salir de ese pub madrileño y echarme llorar sin que nadie me viese. Esa fiesta marcó un punto y aparte en nuestra relación y en mí.
Empecé a creerme inferior al resto, perdí la confianza y poco a poco fui perdiendo la sonrisa. Los demonios que hacía tanto tiempo que había dejado atrás volvieron atacar. Volvieron las noches sin dormir, especialmente cuando me tocaba dormir fuera de casa, cuando no estaba Anaju para ser mi calma. Todo el mundo se daba cuenta aunque yo trataba de disimularlo. El otoño de 2022 lo pasé leyendo titulares donde decían que ya no era el mismo, que había perdido el carisma, que mi energía había decaído. Era verdad y Anaju siempre estuvo ahí para mí.
Al principio Anaju era mi única cura y eso que no sabía cuál era mi enfermedad. Me volví adicto a ella y cuando faltaba caía en picado. Nunca le dije a Anaju porque mi ánimo había cambiado, porque muchas veces sólo era un fantasma que deambulaba entre focos y alfombras rojas, porque muchas veces parecía que ni siquiera estaba ahí. No quería decepcionarla, no quería decirle que era por culpa de su mejor amigo que estaba hundido en la miseria, no quería que pensase que estaba celoso de Alfred cuando nunca lo estuve. De Alfred lo único que pensaba en aquel momento es que tenía razón.
Pero hubo un momento en que la cura me saturo. Me saturo porque era incapaz de ver como mi mierda también la estaba afectando a ella. Me jodía ver como la estaba arrastrando al túnel sin salida que era yo en ese momento. Y que no deje de serlo hasta años más tarde cuando alguien me ayudo a ordenar toda mi vida.
Hubo un día en que deje de comprender porque Anaju seguía a mi lado. Me convencí a mí mismo que el motivo era la pena. Le daba tanta pena que no quería verme hundirme en la miseria, ella sabía que era mi única cura y por eso no se iba de mi lado. Esa era la única explicación posible para mí. Nunca llegué a pensar que simplemente era porque me quería, me quería en las buenas y en las malas. Eso provocó que cada vez más me fuese encerrando en mí mismo, que volviese el Hugo de OT que era incapaz de expresar sus sentimientos, que era incapaz de llorar. Fui creando una coraza, por fuera era un tipo duro pero por dentro estaba completamente vacío. No tenía sentimientos o más bien no me permití tenerlos. No quería que otro Alfred me tachase de inferior. No quería volver a ser luz y que alguien la apagase de golpe.
No entendía porque Anaju no había abandonado aun este barco a la deriva, así que fui yo quién poco a poco le forcé a abandonarlo. Me fui separando de ella poco a poco, a pesar de que la necesitaba, a pesar de que sin no era capaz ni de respirar a penas. Pero estaba convencido de que no la merecía, de que ella debía separarse de mí y quise hacérselo ver. Ella aguanto unos cuantos meses, aunque me había convertido en una persona tóxica, aunque había conseguido que todo mi entorno se alejase de mí. Ella fue la única que siguió allí hasta que llegó el primer temporal, la primera ola que amenazaba en hundir ese barco que tanto nos había costado arrancar.
Empecé a beber más de la cuenta. Cuando estaba de gira o de promoción y Anaju no estaba allí conmigo la bebida era lo único que me quedaba. Al principio solo fue en días puntuales cuando realmente la cabeza me estaba a punto de explotar y no había nadie capaz de frenarme. Pero poco a poco se fue convirtiendo en algo habitual, incluso cuando Anaju estaba ahí. Un día llego borracho al piso de La Latina, muy borracho, y la herí. No físicamente, nunca lo he hecho, sería incapaz de escribir estas líneas si lo hubiese hecho alguna vez, pero sí lo hice verbalmente. Fue la primera que dije lo que había callado durante meses. Fue la primera vez que le dije que pensaba que no me quería y que solo estaba conmigo por pena. Fue la primera vez que le pedí que se fuera. Discutimos, chillamos, lloramos, follamos pero se acabó yendo.
ESTÁS LEYENDO
Soy yo
FanfictionDiez años más tarde del fin de OT 2020 Hugo Cobo está parado delante de una iglesia con la intención de interrumpir la boda de la mujer de su vida, de Ana Julieta Calavia. ¿Pero cómo ha llegado a este punto?