Stacy bebió de su té helado, preguntándose silenciosamente qué le ocurría a Patrick. Faltaban dos días para el juicio, pero ella dudaba que esa fuera la razón de su comportamiento. El motero parecía tener desde el día anterior la mente a kilómetros de distancia.
Ignorando la punzada de temor que la recorrió al pensar que podría estar aburriéndose de ella, decidió ser directa. —¿Vas a decirme qué te pasa?
—¿A qué te refieres? —preguntó él, jugando con su pasta.
—Has estado distraído. ¿Hay algo que quieras decirme?
Patrick frunció el ceño, luego de unos segundos le sonrió. —No se trata de nosotros, son asuntos del club.
Su respuesta provocó que ella se relajara. —¿Algo en lo que pueda ayudar?
—En el club tenemos algunas reglas.
—Creí que los clubs de motociclistas se creaban porque no querían seguir ninguna norma —dijo Stacy.
—Hay un poco de razón en tu argumento —aceptó Patrick—. Sin embargo, está regla yo la considero muy importante. Las mujeres no deben saber de los asuntos del club.
—Eso es muy machista.
El motero se encogió de hombros. —Puede ser, pero esa regla nos ha mantenido en pie. Hace años el FBI desmanteló un gran club de motociclistas de Los Ángeles. ¿De qué género eran la mayoría de los testigos?
—Mujeres.
—Las mujeres con quienes se acostaban —corrigió Patrick—. Declararon solo porque tendrían unos cuantos privilegios en la cárcel. Aunque no participaban en las actividades del club, fueron acusadas como cómplices.
—Entiendo, entonces es por el bien de ambos que mantienes esa regla.
—Exacto, no puedo contarte mucho de las actividades del club.
Stacy ladeó la cabeza, pensativa. —¿Y si me cuentas tu problema disfrazando la situación? Yo puedo darte un punto de vista diferente al de tus hijos adolescentes.
La abogada lo vio masticar lentamente su pasta y cuanto terminó, dijo—: De acuerdo. Te contaré una historia hipotética y tú me darás tu opinión femenina.
—Adelante.
Stacy apenas pudo contener su emoción. Ella sabía que Patrick no confiaba en muchas personas, le agradó que en ella sí lo hiciera.
—Supongamos que eres una adolescente y sales con un motero que te dobla la edad.
—Soy una adolescente con obvios problemas mentales —bromeó Stacy.
—Sí, pero un día decides terminar con ese motero y salir con un chico normal. ¿Por qué lo harías?
Ella pensó en las palabras del presidente y se imaginó en esa absurda situación. Lo primero que se le vino a la mente fue a sus padres castigándola de por vida y siendo repudiada en el instituto.
—Mis padres —dijo Stacy—, me castigarían. Tratarían de impedir que saliera con ese tipo de persona a toda costa. Si el motero me gustara, fingiría haber terminado con él, pero secretamente seguiría viéndolo. También, en el instituto me tratarían como una paria. Sin importar que tan fuerte creas que eres o que tanto repitas que lo que piensen los demás no te interesa, en la adolescencia solo quieres ser popular.
—¿Usarías a un chico normal para fingir que terminaste con tu novio motero?
—Claro, esa sería una solución muy inteligente —analizó ella—. Una manera rápida de volver a recuperar la confianza de mis padres y conseguir nuevamente mis libertades.
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Complicated
RomancePatrick es el presidente de los Demonios del Infierno, el club de motociclistas más peligroso de Atlanta. Él es salvaje, rudo y mal hablado. Con un cuerpo hecho para pecar, ojos azules y un magnetismo sexual único, puede conseguir a cualquier mujer...