Cap. 1

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3 años después…

—¡Chase! ¡CHASEEEE! CONTESTA CHASE—, Molly gritaba exasperadamente mientras pateaba la puerta —es mi cumpleaños y me lo habías prometido, hoy pasarías el día conmigo.

Hacía semanas que no lo veía, estaba muy ocupado trabajando en un invento que podría revolucionar al mundo y sin Gert por la casa no tenía razones para emplear su tiempo en cosas banales. Ambos la echaban de menos, pero por alguna extraña razón, Chase decidió encerrarse en sí mismo mientras este periodo durar.

—Luego salgo Molly, ahora estoy ocupado.

Y así zanjo la conversación, tarde o temprano debía salir de su laboratorio y ese, era un día y un motivo especial. Esperaba que su pequeña compañera recibiera una llamada importante hoy y no quería perdérselo por nada del mundo.

En otra parte de la cuidad…

Nico estaba en plena meditación y todo sea dicho, levitación. Dos años había tardado en descubrirse y controlar totalmente sus poderes. Se sentía completa y todo ese tiempo lo tomaba como un aprendizaje.

—Nico, ya he comprado algo para comer y algunas cosas para llenar la nevera.

Karolina entraba a la casa cargada con lo que a Nico le parecían muchas bolsas. Con sólo susurrar unas palabras hizo que las bolsas se soltaran del agarre de Karolina y bajaran lentamente al suelo.

—Gracias, amor. Pesaban bastante. ¿Me ayudas a guardar todo esto y comemos?

Apenas llevaban un año oficialmente en pareja. Después de lo que pasó en aquella mansión que sentían como “refugio” y perder al Chase del futuro, de todas las vivencias desde que se reunieron en casa de Wilder el dolor e incertidumbre en el interior de Nico la hizo desaparecer. No sin antes hacerle saber a su amada rubia que volvería a por ella, deseando que en ese momento K aún estuviera dispuesta a iniciar una relación.

—Sabes que nos van a hartar a preguntas, ¿verdad?

—Mmm…—, K esperaba impaciente la respuesta de su novia y se le hizo larga la espera mientras N tragaba lo que le quedaba de pasta —sí.

—¿Toda la espera para un sí? He desaparecido durante un año y tú durante tres, creo que les habrá generado muchas dudas y conjeturas sobre que hicimos en ese tiempo.

—Mantengo mi respuesta, sí. No adelantes acontecimientos y por favor, nada de nervios. Hoy cenaremos con Alex, Molly y Chase para celebrar el cumpleaños. Además, no eres tan interesante—, dijo esto último en un tono burlón haciendo que K hiciera un puchero instantáneo al que no se pudo resistir —ven aquí, siéntate encima de mí.

K quedó pensativa mientras N le llenaba la cara de besos. Estaba nerviosa por verlos a todos y por cómo influiría eso en ellas.


En la mansión…

—Molly, ya estoy listo, ¿vamos a merendar?

—A pocas si te dignas a salir de ahí, por cierto, tienes que limpiar un poco… ¡HUELES!

—Sé que no es verdad, pero lo dices porque aún no te he felicitado—. Dijo mientras le daba un fuerte abrazo —Te quiero.

—Yo también y lo sabes. Por ese mismo motivo no puedes estar tanto tiempo encerrado.

—¿Ya te ha llamado Gert?

Molly puso mala cara al cambio de tema y le lanzó un ataque —¿Es para lo que has salido? Ni siquiera te importo.

—No digas eso, sabes que la echo de menos, sólo es eso—. Al ver que M seguía con cara de enfado la volvió a abrazar, esta vez más fuerte.

Pasaron la tarde juntos, hablando de que Chase avanzaba en su proyecto secreto y a la vez Molly progresaba en el instituto.

Vivian solos en la mansión, decidieron quedarse cuando…; Nico desapareció y no supieron más de ella; Alex volvió a casa de su padre para reforzar la relación y empezar a trabajar juntos; Karolina se volcó completamente en estudiar tras la marcha de Nico y luego desapareció; y Gert, que tras entrar en la universidad de sus sueños decidió irse con Max a recorrer en mundo pasando por distintas fundaciones.
Víctor Stein, padre de Chase y Stacey Yorkes, madre de Molly y Gert los visitaban cada semana para asegurarse de que todo seguía en orden y ayudar a cada uno con sus actividades. Janet Stein, madre de Chase había fallecido (al menos físicamente) y ahora vivía en el sistema de ordenador de Víctor, ayudando desde dentro de la tecnología a padre e hijo. Dale Yorkes, padre de Molly y Gert, llevaba tres años sintiéndose perdido, ni siquiera se sentía a gusto en casa y decidió mudarse a una comuna hippie en otro estado donde podía llevar una vida de autoabastecimiento e independencia.

RUNAWAYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora