Flashback
- Oye... ¿estás...llorando?
Alicia no lo podía entender: Raquel, la chica menos demostrativa que conocía, llorando por una película medio cutre.
- Es que... tía, es muy triste. - suspiró. Su cara seguía bastante sería, pero sus ojos derramaban lágrimas y sensaciones cual cascada. - las despedidas... siempre me rompen el alma.
- Pero si yo soy la que llora por estas cosas... - bromeaba mientras la sacudía despacito. - Mira - le dijo señalando la tele - dice que apenas se termine todo, se van a reencontrar, ¿Ves? Que, aparte, déjame decirte que si fuese yo la que está con el gilipollas este, no volvería jamás pero vamos, que es su decisión después de todo. Ya está, no te preocu... -
Debido a su poco exitosa táctica de distracción para que dejara de llorar, la colorada no se dio cuenta que lo único que estaba haciendo su amiga era mirarla a ella; estaba analizando cada uno de sus gestos, los detalles de su rostro: como se le encogían sus ojos cuando sonreía, la forma de su nariz, los movimientos casi hipnóticos que hacían sus labios para hablar. Ambas eran tan diferentes; pero eso era lo más fascinante de su relación: todo lo compartían, y lo que la otra tenía para ofrecer era siempre algo nuevo y hermoso. Todo lo que veía en ella era un reflejo de lo que admiraba, y por eso su fascinación nunca acababa. Para ella, cada parte de su cuerpo era una obra de arte viviente.
- Kelly... ¿estás bien? - preguntó la pelirroja, ahora preocupada.
Esta no respondió, simplemente se lanzó a sus brazos como si de un cachorro lastimado se tratase. Alicia tuvo una única reacción: abrazarla lo más fuerte que pudiera. No sabía bien qué estaba pasando, pero sabía que soltarla no era una opción.
No había forma de que su amiga supiera que estaba tan destrozada por su cercana partida hacia Argentina, pero tampoco había manera de que Raquel se lo dijese sin romperle el corazón. Estaba en una encrucijada, y la película solo se lo recordó.
Después de unos segundos, la joven comenzó a llorar desconsoladamente.
- Eh, ehh, tranquila. Respira. - le susurró Alicia mientras acariciaba su pelo.
Kelly, como le decían, murmuró algo para sí misma, creyendo que entre la tele y su sollozar Alicia no escucharía:
- Te amo, Alicia.
A pesar de saberlo, Alicia jugó a hacerse la tonta.
- No puedo escuchar entre tanto moqueo. - se mofó la pelirroja, a lo cual le respondieron con un golpe en la espalda.
- Nada, que me perdones. Que... desde que murió papá no había podido llorar y se ve que... la escena me hizo mal, que se yo. - respondió Raquel mientras rompía el abrazo.
Alicia no estaba sorprendida por la mentira, sabía lo mucho que le costaba expresarse, incluso con ella. Por dentro, solo estaba feliz de que lo haya dicho, aunque sea una vez, aún sin saber la verdad del por qué lo dijo.
- Ya... no te preocupes. Sabes que siempre voy a estar ahí para ti, ¿Verdad?
Quisiese o no, Raquel no podía evitar mirarla y saber que eso no iba a durar mucho. Aún así, la mentira siguió.
- Lo se, lo se.
- Vale. ¿Quieres algo para limpiarte, y agua? ¿O te doy de mí reserva de helado? Eh, ¿qué prefieres? - le preguntó mientras la sacudía. Raquel se rió.
- Helado it is. - le dijo, mientras se paraba.
- Oye. - la detuvo la morocha.
- Dime.
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5 minutos más (de ti)
RomanceHacía ya 5 años que Raquel había dejado su secundaria, sus amigos, toda su vida en España para volver a su país natal, Argentina, con su madre, y pesar de los buenos momentos vividos, nunca se había arrepentido de esa decisión... hasta ahora.