Prólogo.

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—Entonces... — El chico estiró su mano agachándose a la altura de la pequeña.— un gusto conocerte, Azul.— la pequeña Azul miró la mano de aquel chico dudosa, luego miró a su padre, su padre le sonrió asintiendo con la cabeza, fue ahí cuando entendió que aquel chico era de su agrado.

La pequeña Azul sonrió y regresó a ver al chico que estaba delante de ella para tenderle su mano, aquella sonrisa que ella le había dado a él, hizo que su corazón se derritiera de amor y ternura.

—Igualmente, Azul.

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