-¿Puedo jugar con ustedes? - preguntó la pequeña Azul con una inocente sonrisa, era su primer día en el kínder y por fin era hora de ir a casa, la noche del día anterior estuvo practicando con su hermano mayor y con su padre sobre cómo hablaría con sus compañeros, estaba nerviosa por preguntarle a aquellas niñas si querían jugar con ella ya que en el receso, ninguna se le acercóLa pequeña niña negó con la cabeza y miró a la otra pequeña que estaba con ella, la otra pequeña negó inocentemente.
-No podemos jugar contigo.
Azul ladeó la cabeza confundida.
-¿Por qué?
-Nuestros papás no quieren que nos llevemos contigo.
Azul no comprendía porqué no querrían jugar con ella, sólo quería hacer amigas ¿por qué sus papás no las dejaban?
De pronto, una persona mayor llegó corriendo al lugar en donde las niñas estaban y tomó del brazo a las pequeñas.
-¡Niñas! ¿que no recuerdan de lo que hablamos la otra vez sobre juntarse con la hija del mafioso?
Ah, por eso. Pensó la pequeña azul.
Azul miró el suelo y con sus pequeñas manitas comenzó a jugar con el borde de su falda escolar.
De pronto, los padres que estaban recogiendo a los demás niños tomaron a sus hijos asustados cuando dos camionetas negras se estacionaron en frente de aquella escuela, el padre de Azul miró a lo lejos a su pequeña niña cabizbaja, el corazón de su padre se hizo pequeño, sabía que tarde o temprano su pequeña Azul sería tratada de esa forma cuando todos supieran que la hija de Lander llegaría a ese kínder, sin embargo, no pensó que sería tan pronto.
Uno de los tantos hombres que servían al padre de Azul salió del carro y cargó en sus brazos a la pequeña, Azul abrazó al hombre y comenzó a llorar en sus brazos.
-¿Por qué no quieren ser mis amigos? ¿Que tiene de malo papá?
Pablo suspiró y acarició el cabello de la pequeña Azul.
-Pronto lo comprenderás, preciosa, pronto.
Y fue ahí, desde ese día en el que Azul no dejó de llorar, ya nadie sabía cómo parar su llanto, Azul apenas era una niña y ya había sentido el dolor del rechazo.
Desde que Azul nació fue amada por todos los que vivían en esa casa, su madre, desafortunadamente se fue cuando ella nació, todo era color de rosa hasta que el abuelo de Azul, el padre de Lander murió dos días después de que Azul naciera, fue ahí cuando su padre tuvo que ocupar ese lugar y su madre no quiso volver a pisar esa casa dejando a sus dos hijos y a su esposo.
Azul terminó el Kínder, como era de esperarse, sin amigos, todos tenían miedo de hablar con ella pues era la hija de Lander.
El primer día del primero año de primaria de Azul fue doloroso, Azul volvió a llorar toda una noche y de nuevo su hermano mayor y su padre fueron a su cuarto a consolarla.
Su padre y su hermano estaban cansados de sólo escuchar sollozar a la pequeña por las noches, no sabían que más hacer, su padre intentó pagarles a los padres de los pequeños para que fueran amigos de su hija, pero como siempre, se negaron.
Azul pasó a segundo de primaria, ya tenia 7 años, había crecido un poco y por fin había dejado de llorar todas las noches. Y como de nuevo era su primer día en una nueva escuela, Azul se preparaba para ir a la primaria, ya había perdido la cuenta de todas las veces en la que su padre la había cambiado.
Salió de su habitación y se dirigió a la sala en donde siempre su padre la esperaba para despedirse de ella, su padre sonrió al verla, pero ella notó algo raro, había una cara que ella no conocía.
Azul se puso detrás de su hermano Dorian, su hermano la cargó, ella no dejaba de ver aquel chico, se le hacía muy bonito.
-¿Recuerdas a Paco?- preguntó su padre.
Azul ladeó su cabeza y miró al techo mientras hacía memoria, miró a su padre y asintió cuando recordó aquel señor barbudo con linda sonrisa.
-Sip.
-Él es su hijo.- Azul regresó a verlo, su hermano la bajó de sus brazos.- su nombre es Azul, y él será tu nuevo amigo, ya tendrás con quien jugar.
Azul abrió la boca sorprendida y comenzó a dar brinquitos en su lugar.
-¿Azul? ¡Te llamas azul, como yo! - Azul asintió con una sonrisa, esa niña se había robado su corazón. Azul miró a aquel chico y frunció el ceño ¿por qué alguien que ya no es un niño le gustaría jugar con ella? - Pero él ya está grande.- la pequeña Azul se cruzó de brazos.- no querrá jugar conmigo.
El chico se agachó a la altura de la pequeña y la tomó de los hombros.
-No estoy tan grande, tengo 13 y no solo jugaré contigo.- dijo dándole un golpecito a su nariz con su dedo índice.- te cuidaré como una hermana pequeña y cuando cumpla 18 seré tu guardaespaldas.
Azul frunció los labios.
-Pero yo ya tengo un hermano y es Dorian.- Azul señaló a su hermano, su hermano sonrió.
Azul rió por lo bajo y apretó las mejillas de la pequeña.
-¿No te gusta la idea de tener dos hermanos?
Azul ladeó la cabeza pensativa.
-Mmmm, creo que sip.
—Entonces... — El chico estiró su mano agachándose a la altura de la pequeña.— un gusto conocerte, Azul.— la pequeña Azul miró la mano de aquel chico dudosa, luego miró a su padre, su padre le sonrió asintiendo con la cabeza, fue ahí cuando entendió que aquel chico era de su agrado.
La pequeña Azul sonrió y regresó a ver al chico que estaba delante de ella para tenderle su mano, aquella sonrisa que ella le había dado a él, hizo que su corazón se derritiera de amor y ternura.
—Igualmente, Azul.
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Azul & Azul
Teen Fiction-Entonces... - El chico estiró su mano agachándose a la altura de la pequeña.- un gusto conocerte, Azul.- la pequeña Azul miró la mano de aquel chico dudosa, luego miró a su padre, este le sonrió asintiendo con la cabeza dándole a entender que el ch...