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Desde que sus padres murieron Sakura tiene la certeza dos cosas: primero, no es una persona normal; y segundo, sus padres se llevaron un gran secreto a la tumba respecto a su verdadera natural...
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Año 2016 20 de abril. Madrugada. Lugar desconocido.
—¿Qué dijiste, Sasori?
La mujer se levantó de sopetón de la butaca dónde segundos antes brindaba una victoria más. Sus ojos se tornaron rojizos y furiosos enfocaron al individuo frente a ella. Con las manos apretadas, bajó el único escalón dispuesta a escucharlo de cerca, casi encima de él.
Sasori mantuvo su expresión serena a sabiendas que la alteraría más. La mayoría sabía cuá enojada se ponía ante las malas noticias y esta vez le tocó lidiar con ello.
—La misión falló, cuando la iba a matarla se entrometió la manada de Iván, pero... al parecer ya no es el Alfa —desvió su atención a esa cuestión.
¿Qué caso tendría pedirles ayuda a matarla si al final "Iván" la salvaba?
Vio claramente señales de enojo recorrer sus fracciones tras comprenderlo.
—Maldición, justo está era la oportunidad. Estoy completamente segura de que ella es la hija de Haruno Hana, el parecido es increíble —susurró ella, llevándose la mano a su rostro—. Si dices que la manada la protegió, debe ser alguien cercano a Sakura, ¿sabes de quién se trata?
Le lanzó una mirada entre sus dedos, esperando una respuesta satisfactoria.
Sasori le sostuvo el gesto. Incluso la respuesta la escondería. Por ahora, mientras él mismo se encargaba de recrear sus planes. Así que no dudó en negar manteniendo su expresión indiferente.
Engañar a sus aliados para beneficio propio, diría él.
—No, Izumi. Todos estaban en sus formas lobunas.
Ella crispó los labios y regresó a su butaca agarrando la botella de licor que reposaba en la mesita a su costado. La apretó tan fuerte que pronto la rompió, los fragmentos bailaron en el aire y se incrustaron en la palma de su mano.
—Sea quien sea, hay que derribarlo para llegar a Sakura. Ahora, ¡la quiero muerta ya! —gritó enfurecida lanzando lo que restaba de la botella, impactando en el estante de libros a su lado.
Sasori no se inmutó a su ataque de ansiedad, un espectáculo dado en sus berrinches cuando sus planes no iban según lo acordado, y en ese estado cometía locuras dignas de ser catalogadas "atroces". Se apresuró a intentar disuadirla de su propósito cual era erróneo.
—Izumi, contrólate. Acepté en matarla por qué no sabía que era Haruno Sakura. ¿Acaso olvidas el verdadero propósito de mantenerla con vida? —preguntó haciéndola recordar.
Los hombros de la mujer respingaron por sus palabras, se quedó quieta unos segundos, parecía una perfecta estatua, limitada a respirar profundamente. Pareció serenarse tras dar uno que otro suspiro estremecedor, acompañado de gruñidos.