Candace Steven es una empedernida escritora de Wattpad con problemas amorosos. Ella y su amiga se anotan en un concurso llamado "Escritores jóvenes" donde intentarán romper algún cliché.
Para esto han estado investigando al tierno chico popular de s...
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Playboy, popular.
Esa palabra que suena tan ruda y sabe tan agria. Miles de pensamientos llegan a mi mente al leer historias sobre el chico que maltrata a las chicas del instituto, juega con ellas, las usa y luego las descarta.
Por otro lado, nos encontramos con la nerd. Uff.... personaje que amamos pero podemos llegar a odiar. Es estresante que se sonroje por todo, que siempre sea virgen y la gente se burle de ello, pero en su primera cita sea una diosa en la cama.
Aunque mi biblioteca de Wattpad se encuentra atestada de historias sobre estos dos tortolos, debo admitir que muchas veces me queda un mal sabor de boca al terminar de leer.
Por eso yo, Candace Steven, he decidido escribir una novela sobre el Popular de mi instituto. Él es algo diferente a los demás chicos populares y no me digan "ay Candace, siempre dicen lo mismo" porque aunque no es nada de otro mundo este chico no debería ser popular según los cánones de Wattpad.
No se lo ha visto con más de dos chicas, lo que ocasiona que corran rumores absurdos. Oliver Murphy- el futuro protagonista de mi historia y quien milagrosamente no se llama Tyler o Jasón- ha asistido a cinco fiestas durante todo el año, lo cual es raro ya que en esta ciudad hay jolgorios por doquier. Otra cosa que nos sorprende a todos, es que odia el fútbol americano.
¡UN POPULAR QUE ODIA EL FÚTBOL AMERICANO! ¡OH POR DIOS!.
Llámenme acosadora y entrometida si quieren, pero para escribir sobre una persona, debemos conocerla. Desde saber pequeños gustos, hasta grandes fetiches y molestias. En estos dos meses en los que he estado investigado y espiando a nuestro querido "chico malo"- he notado que no tengo ninguna prueba para llamarlo así.
Uno de los sueños de este chico es viajar por el mundo, y de hecho ya ha visitado muchos lugares. No pude evitar sonreír cuando me enteré, debido a que a mí también me gustaría conocer cientos de países, y más si son los de mis escritores favoritos.
Sigo caminando entre el tumulto de gente, espiando a mi víctima desde las sombras. Es gratificante poseer la habilidad de moverme sin que las personas me noten, y no es por el hecho de que nadie me conozca o por tener una figura delgada. A decir verdad, tengo varios kilos de más, pero eso no me impide usar tops o vestidos ajustados, no me molesta en absoluto que mis rollitos se noten.
No despego mi vista de la camisa blanca que se ajusta a la espalda de Oliver. Es un tipo bastante guapo, su cuerpo es apenas musculoso y puedo ver los rulos pellirrojos que rebotan a cada paso que da. Su ropa casual consiste en camisas blancas o camisetas de estampados y colores chillones, pero siempre debe llevar jeans negros. La mayoría esperaría a que un chico como él vistiera chaquetas de cuero y tuviera un auto de último modelo. Pocas veces han sido los viajes en los que me he sentado a su lado en el autobús. Aún así, jamás hemos entablado una conversación, y no es algo que me interese.
Como un día cualquiera, camino por la acera de baldosas grisáceas, alejándome del edificio blanco de tres pisos donde vengo cada mañana para estudiar y sufrir con los exámenes.
