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Incrédula, retrocedió dos o tres pasos.

Observó la mano de Liam alzada sobre su hombro, un papel doblado a la mitad entre sus dedos. Lo sostuvo así hasta que Arlene lo tomó y observó por sí misma.

" ¿Quién... ? " Su pregunta fue interrumpida por ella misma, en cuanto leyó el trozo de papel.

" Arlene:

Volvería a la 505, ya sea un vuelo de siete horas, o un viaje de cuarenta y cinco minutos en carretera.

Encuéntrame: Viernes, 03.15 p.m. Sheffield Library.

Alex. "

Su caligrafía era desordenada, pero entendible. Quizá tal cual como se la hubiera imaginado. Abandonó el papel sobre el mostrador, unos segundos intentando asimilarlo. A Alex realmente le habla significado algo, no había sido para ella sola. Guardó el trozo de papel dentro de su bolsillo, despidiéndose de Liam hasta que la puerta llegó frente a ella y la abrió, una brisa congelada golpeándole el rostro.

El taxi la esperaba cerca de la esquina, un hombre recargado sobre la puerta. Le saludó brevemente y luego de darle la dirección de su departamento, se acomodó sobre el asiento. Demoraron en arrancar hacia su destino y quiso creer que era la casualidad más grande con la que se había topado en las últimas horas.

Alex estaba de pie. A pocos metros suyo en la acera, frente a la puerta del hotel.

Observó el vehículo hasta dar con el par de ojos verdes que se asomaban por el vidrio trasero del automóvil. Le sonrió y Arlene le devolvió la sonrisa. El auto comenzó a andar, lentamente al principio, y observó cómo Alex alzaba su brazo enseñando algo en sus manos: un papel.

Y quiso creer, que de todos los papeles que el castaño pudiera tener en su mano y agitara hacia su dirección, era aquel que había deslizado por debajo de su puerta sin pudor alguno.

El taxi, desde la perspectiva que era visible desde la entrada del hotel, desapareció en la siguiente esquina y dobló hacia la izquierda, perdiéndose en algún rincón de Sheffield. Si bien toda aquella escena parecía que la estaba perdiendo, Alex había confirmado todo lo contrario.

Al oír que Arlene había abandonado su habitación, él se alistó y abandonó la suya. El ruido del teléfono lo había despertado a él también, el recepcionista ofreciéndole un taxi para volver, el cual aceptó. Y quizá hubiese tenido la oportunidad de encontrarse, frente a frente, con la castaña pero se había ido y debía esperar una semana para volver a verla.

Había encontrado el papel debajo de la puerta antes de salir, el número de la chica siendo lo primero que vio. Se lo guardó con cuidado, en el fondo de su bolsillo, y salió disparado por los pasillos en su búsqueda, oyendo cómo de fondo de despedía del rubio con total cordialidad. Sus pasos se alejaban y Alex no podía alcanzarla.

Al llegar al lobby, Liam lo llamó una o dos veces, impidiéndole salir aún. Me notificó que su taxi demoraría unos cinco minutos más, pero Turner no estaba interesado en oír eso. Salió del hotel de los corazones rotos, en busca de la cabellera castaña y el par de ojos verdes profundos.

Y la encontró. Dentro del taxi, con la mirada buscándolo y lo encontró. Se encontraron.

Agitó el papel que ella le había dado como último recurso, no optando gritar por las calles a esa hora de la mañana. Sin embargo, no pudo ver su respuesta. Ni siquiera cuando la chica agitó el papel con su caligrafía, o cuando gesticuló con los labios " nos vemos pronto. "

El taxi fue más rápido y los distanció, ganando velocidad y perdiéndose de una vez por todas en la ciudad inglesa.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐁𝐑𝐄𝐀𝐊 𝐇𝐎𝐓𝐄𝐋 | Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora