Capítulo 3

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Domingo 26 de Octubre 2014

02:00 AM

Gabriel permanece oculto, de pie y recostado contra la pared de dicho galpón por más de tres horas. Le duelen las piernas, por momentos se mantuvo en cuclillas y cuando sentía movimientos fuera de la casa se ponía en modo alerta, de pie nuevamente. 

Pensó en el estado de Marie tantas veces, rogo dentro de sí que Lebrov no le haya hecho ningún daño. Que no la haya maltratado y mucho menos abusado física o emocionalmente, porque si ese fuera el caso, no va ha dudar en matarlo.

Se que me cuidas desde donde te encuentras, te pido por ella. Olvídate de mi ahora y cuídala, no la abandones. Dale fuerzas y hazle sentir que iré por ella. Abuelo, ayúdame a protegerla te lo ruego, hazme llegar a ella con bien y llevarla a donde pertenece. A casa. 

Gabriel cierra los ojos con fuerza y suspira, luego los abre al escuchar un disparo proveniente de la casa. 

—Marie… —Susurra— ¡No! ¡Dios no!

Presintiendo lo peor, acerca la radio a sus labios y sentencia en vos grave:

—¡Rodeen la zona ahora! 

Tommy y todos los Marines y algunos Seals que se encuentran en la terraza del edificio el cual evacuaron hace horas, se miran de inmediato. No hay necesidad de decir nada, cada uno corre a sus posiciones y Tommy junto a carrasco y VenDenzel salen de allí como almas que lleva el diablo.
Diego y Peter vuelven a sus posiciones ocultas en la entrada de dicho terreno, pero no por mucho tiempo, porque ya no hay necesidad de esperar indicaciones para interceptar de un momento a otro a uno de los hombres de Lebrov, noquearlo, quitarle las llaves y adentrarse en la propiedad.

¿Gabriel solo, sin protección dentro de ese terreno lleno de mafiosos? Eso nunca. No iban a permitirlo, acabarían con todos ellos primero antes que le hicieran daño a su hermano.

A la gran bestia. Querido y respetado por todos.

Marie despierta al escuchar el estruendo que el disparo esparce por toda la casa. Katherina, la hija de Lebrov, está descargando su ira contra un muñeco de goma. 

—¡Aparta esa cosa! —A lo lejos Marie escucha gritar a Lebrov— ¡Como te atreves! Estúpida mocosa… 

Lebrov sigue gritando infinidad de cosas pero Marie deja de escucharlo. Por su mente pasan imágenes de Amelia cuando era tan solo una recién nacida, imágenes de cuando llegó a Baltimore, imágenes de Marisa, de Erick, de Lucy. De sus compañeros de banda… está devastada. De sólo pensar que puede morir en cualquier momento.

Hasta que él aparece inundando todo su ser. Y todas las imágenes que hace tan solo segundos rondaban su mente. Se esfuman, desaparecen. Apoderándose el, Gabriel, de todo sus pensamientos, de todo su sentir.
De toda su alma.

Sollozos la abandonan.

Nunca pensó, que amarlo le costaría la vida.

Y suplica, ruega dentro de sí. Que el, venga en su rescate.

—Por favor… no me dejes morir. No me dejes sola aquí. Ven… ven por mi.

Vuelve a pedir dentro de si, que Gabriel sepa del secuestro y que no lo hayan matado. No sin antes, al menos decirle lo mucho que lo ama y que nada de esto, jamás, será su culpa. 

Bajo su Dominación © | Libros 1 y 2 (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora