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Nicolás Flamel

Al regresar se dio cuenta que ninguno de sus amigos había encontrado algo. En el tren de regresó compro varias ranas de chocolate,  para sus amigos.

—A mi solo me pudieron decir que era un alquimista, pero que no era seguro, no se acordaba — dijo Lia a Hermione cuando encontraron un momento a solas en el tren.

Una tarde en la sala común, Ron y Hermione jugaban al ajedrez mágico, un juego que nunca entendió, ni mágico ni normal. Harry entró a la sala común, con el rostro blanco.

—¿Estás bien? –le preguntó la chica Stark al ver el rostro pálido de su amigo— Te ves horrible. Toma, chocolate.

Harry tomo los tres ranas de chocolates y les explicó en tono bajo el porque de su palidez, Snape sería el árbitro en su siguiente partido.

—No juegues —dijo Hermione.

—Di que estás enfermo —dijo Ron.

—Finge que te rompiste una pierna —dijo Hermione.

—Lia, rompele una pierna de verdad —dijo Ron y la mencionada frunció el ceño.

Lia sólo lo miro con los ojos bien abiertos y mordió su rana de chocolate.

—No puedo, no hay un buscador suplente —dijo Harry abriendo y mordiendo una de las ranas que le había dado Lia—. Si no juego, Gryffindor tampoco puede jugar.

De la entrada de la sala común calló Nevielle con las piernas unidas. Todos comenzaron a reírse, excepto Hermione que se puso de pie y realizó el contramaleficio.

—¿Qué te pasó? —le preguntó Hermione ayudando a Neville a sentarse junto a Ron y Harry.

–Malfoy. Lo encontré afuera de la biblioteca, buscaba con quién practicar.

—Que bueno que no fui a la biblioteca hoy –susurró Lia.

—¡Ve con la profesora McGonagall! –dijo Hermione.

Neville negó con la cabeza.

—No quiero más problemas...

—¡Tienes que hacerle frente, Neville! —dijo Ron—Esta acostumbrado a llevarse a todo el mundo por delante, no es razón para echarse al suelo a su paso y hacerle las cosas más fácil.

Lia negó con la cabeza mirando al suelo, ellos no entendían a chicos como Neville o ella. Ellos no eran tan valientes.

—No es necesario que me digas que no soy lo bastante valiente para pertenecer a Gryffindor; eso ya lo hace Malfoy.

Harry buscó otra de sus ranas de chocolate y se la tendió a Neville que parecía estar a punto de llorar.

—Neville, tu vales doce Malfoys —dijo Harry—. ¿A caso no te seleccionó para Gryffindor el sombrero? ¿Y dónde está Malfoy? En la apestosa Slytherin.

Neville y Lia dejaron salir una leve risa. Desenvolvió el chocolate y lo mordió.

—Gracias, Harry. Creo que me iré a dormir. ¿Quieres el cromo? Tu los coleccionas, ¿no?

Harry tomó el cromo, mientras Neville se levantaba y se iba.

—Es Nicolás Flamel —dijo Harry enseñando el cromo de un claro Albus Dumbledore.

—No, Harry, ése es Dumbledore —dijo Lia—. Una vez dijiste qué fue el primero que abriste.

—No... Digo, si, pero escucha: "El profesor Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald, en 1945, por el descubrimiento de las doce aplicaciones de la sangre de dragón ¡y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicolás Flamel!

𝕷𝖆 𝖑𝖊𝖔𝖓𝖆 𝖈𝖔𝖇𝖆𝖗𝖉𝖊 | HARRY  POTTER ½ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora