15. Pistas

642 58 4
                                    

Cuando el timbre que anunciaba el final de las clases sonó por fin, Bakugou arrojó sin cuidado los libros a su mochila y se levantó deseoso por salir del aula. Su brusco comportamiento le ganó una mirada de reproche de Iida pero la ignoró pues no soportaba estar ni un segundo más en clase. De hecho esto le ocurría a menudo últimamente pues no podía evitar sentirse constantemente ansioso por la situación y por lo tanto, con la mente en todas partes menos en las palabras de su profesor, las clases le parecían insoportablemente eternas.

Pero es que no podía suprimir la sensación de que se estaba equivocando, de que en vez de estar sentado tranquilamente en clase debería estar buscando a Deku. No es que no supiera que literalmente no tenía ninguna pista que seguir, lo sabía dolorosamente bien. Deku se había esfumado sin dejar rastro, lo había comprobado por sí mismo muchísimas veces en cada una de sus anteriores búsquedas. El problema era que su mente lo sabía pero su corazón no. Si al menos sus profesores le contaran cómo iba la investigación de los heroes profesionales... Pero guardaban silencio al respecto.

Bakugou apretó, con tal vez demasiada fuerza, las correas de su mochila y apresuró el paso, ansioso por salir de allí pero antes de que pudiera salir del aula una voz a sus espaldas detuvo sus pasos. Se volvió y vio a Kaminari y Kirishima llamándole mientras se acercaban alegremente.

- ¡Ey Bakugou! Estábamos pensando en acercarnos a la ciudad, ¿Te apuntas?

- No

- Pero...

- No estoy de humor para soportar vuestras mierdas - Dijo antes de salir del aula dejándolos plantados.

Justo antes de salir, Bakugou alcanzó a ver cómo Kirishima y Kaminari intercambiaban una mirada contrariada. Sintió una muy leve punzada de remordimiento pero la silenció rápidamente y prosiguió su camino pues la alternativa le resultaba simplemente insoportable. Hoy no se veía con ánimos para salir con ellos.

Kirishima y Kaminari estaban más encima de él que nunca y a menudo lo abordaban como hacía un rato con planes y excursiones. Sabía que lo hacían para animarlo, para que se distrajera aunque fuera por un instante de la situación pero no funcionaba, más bien al contrario.

Aquellas salidas con Kirishima y Kaminari únicamente le dejaban dos opciones que seguir: aguantar las miradas de lástima de sus dos amigos al verlo deprimido o fingir que todo estaba bien para no tener que hacerlo. Y por muy buenas intenciones que tuvieran sus amigos no estaba de humor para soportar ninguna de aquellas dos cosas.

En parte, y aunque supiera que lo hacían con buena intención, le molestaba que no entendieran que no había nada que pudiera consolarlo mientras el paradero de Deku fuera desconocido y no supiera si estaba bien o no. Una parte de su mente siempre pensaba inevitablemente en Deku y eso no cambiaría hiciera lo que hiciera y le molestaba que los sus amigos lo presionaran hasta el punto de tener que fingir que estaba bien y nada pasaba. Si pasaba, Deku había desaparecido y nada conseguiría apartar su mente de ello.

Caminó perdido en sus pensamientos a través de los pasillos hasta el exterior del edificio escolar pero apenas había dado unos pasos fuera de este cuando vio a Uraraka en la lejanía. Le extrañó que fuese sola, normalmente iba acompañada de alguna de aquellas ruidosas chicas de su clase o de Iida. Se acercó a ella pero esta no parecía muy atenta a lo que sucedía a su alrededor.

- Oye

- !Ahhhhhh!

Uraraka se estremeció y se giró sobresaltada, aún con el susto en el rostro.

- ¡¿Por qué has hecho eso?!

- Yo no hice nada, te asustaste tu sola - Se defendió - ¿Por qué estás sola? ¿Dónde están la panda de pesados que siempre van contigo?

Ojos que no venDonde viven las historias. Descúbrelo ahora