Cortejo

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Unas semanas después la gran fiesta de compromiso la tenía de un lado a otro. Dorothy la había peinado como siempre y vestía de gala sonriente por estar sirviendo en aquella fiesta, pero más por lo hermosa que ella se veía. Había cambiado para bien rodeada de su familia que la querían mucho, su sonrisa era amplia y sus ojos brillaban con emoción. No era más aquella chica triste. Dorothy con esmero arregló su peinado además de decirle que parecía una princesa con un vestido de seda dorado y blanco que Felicia escogió y brillantes prendas. Se había acostumbrado a usarlas sin sentir el peso de llevarlas con solo pensar en los hermosos retratos de su madre.

Habían pasado 6 meses desde que saliera de la mansión de los Craig, se miró al espejo y se encontró con una chica que reconocía al fin. Era quien debía ser. Angelique Wade, hija del Conde Dartmouth. Vizcondesa de Greatville. Marquesa de Nortfolk. Tanto nombre la hizo reír así que se decidió por Angy. Una mujer decidida y fuerte que superaba los obstáculos que el destino quiso imponerle, quedándose con los momentos hermosos que le había regalado la vida. Tendría una maravillosa madrastra que la quería y un padre dulce que la apoyaba, además esa noche en especial, estaría su tía con sus adorables primos y los Dustin a quienes visitaba cada tanto y con gusto habían aceptado asistir al compromiso. Salió de su habitación y caminó hasta las escaleras en donde la esperaba un caballero, adoraba a ese hombre. Le sonrió y la miró de arriba abajo con una sonrisa de vuelta que hacía que se arrugaran más las comisuras de sus ojos.

- Niña linda, como la vida ha dado vueltas al alrededor hasta hallar finalmente tu destino. Esta hermosa mujer que tengo en frente me llena el corazón de alegría

- ¿No le parece señor Dustin que lo más importante es que sigo siendo yo?, es decir, sé que muchas cosas han cambiado pero en el fondo sigo siendo la misma Angy – besó su mano con cariño - dejé de sentirme sola gracias a su cariño y le estaré eternamente agradecida. Ustedes me rescataron, educaron y sin su apoyo no lo hubiese logrado

- Ahora eres feliz, no eres la misma Angy. Observa esa grandiosa sonrisa ya no te ves como aquella muchacha gris esa es la prueba. Tú luchaste, tú te salvaste.

Era un gran evento para el Conde quien irradiaba felicidad. La miró desde el otro lado del salón siempre vigilante de donde estuviese como si de alguna forma temiera perderla de nuevo, y le lanzó un beso al aire, sonrió guiñándole un ojo devolviéndole el beso y giró para hablar con el grupo de amigos mientras todos comentaban sobre el próximo festival nocturno de febrero en donde habrían luces de colores. Parecía emocionante la idea, habían hablado tanto el último mes sobre esa temporada que ya quería que llegara para así presenciarlas.

Estaba absorta imaginándose todo aquello cuando de pronto detrás de ella una voz le preguntó si le concedería el honor de bailar con él, conocía esa voz. Al girar sus ojos se encontraron y lo demás dejó de importar, el caballero le sonrió inclinándose frente a ella como un príncipe vistiendo incluso como uno. Estaba tan galante y perfecto que su corazón comenzó a latir llegando a sentir incluso incontables mariposas en su estómago al tiempo que él tomaba su mano con una caricia dejando un tierno beso sin dejar de mirarla.

- Espero se encuentre bien Angelique se ve usted hermosa. Creo que llegue un poco tarde a la recepción, pero el viaje era largo y tuve que dejarlo para última hora aún hay nieve en muchos lugares

- No sabía que vendrías Bruno, no tienes que disculparte conmigo el compromiso es de mi padre – musitó mientras sentía como le faltaba de apoco la respiración, sin duda amaba a ese hombre.

- ¿Harry no te lo dijo? De igual forma no podía faltar a su compromiso es mi socio, aunque mi propósito fuera verte a ti – le sonrió de lado - ¿bailamos?

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