5; Twyla

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Capítulo 5

No soy una persona que se ríe muy a menudo. En verdad, poniendo de lado mi reputación de perra fatal, siempre me dijeron que soy una persona seria y ceñuda. Hay quien se atreve a llamarme amargada. No es que no me guste bromear o reír —sería bastante raro en cualquiera— pero me desagrada como se ve mi rostro sonriente. De hecho, lo odio.

Mi cara se ve definitivamente mejor estando sobria.

Sin embargo, el chico que está delante de mí me está complicando el no reírme a carcajadas.

Nada más haber abierto la puerta del baño, él se dio la vuelta de tal forma que casi se tropieza. Quise dar media vuelta e irme, la gente había empezado a llenar el espacio y habían notado su traspiés pero entonces noté como algo me había agarrado del brazo.

"¿Qué coj...?".

Me volví inmediatamente, haciendo que mi pelo chocase contra mi rostro. Miré incrédula la parte en la que sus dedos rodeaban mi muñeca y subí mi mirada.

Un chico rubio, con el pelo cortado en escalera hasta su cuello y una chaqueta de rugby falsa me sonreía tímido. Intenté no poner los ojos en blanco y mandarle a la mierda.

—¿Twy... Twyla Fields? —titubeó.

—Servidora... —suspiré cansada. Seguía enfadada con mis amigas, humillada y mis rodillas parecían estar en llamas. No estaba en condiciones de aguantar a otro de mis lame-culos.

—Bueno... eh... uh...—"No pongas los ojos en blanco, no pongas los ojos en blanco".— He oído que ya has roto con tu novio —"No le escupas, no le escupas" —, y... eh... me gustaría saber si... bueno, si no quieres, no hace falta que digas nada, ¿sabes? Vengo de buen rollo, nada más. Ya sé que...

—Tengo clase. —le corté en un tono duro para que se diese prisa. Me estaba irritando.

Su nuez bajó casi hasta su pecho antes de subir como un resorte hasta su mandíbula por mi tonada. Se había puesto lívido.

No podía mentir, disfrutaba haciendo que los hombres dejaran de ser tan machitos en mi presencia. Ellos sabían que con sacar un pectoral no era suficiente para mí. Puedo poner a todos los tíos con los que me he acostado de testigos.

Pues Twyla Fields no se acostaba con muchos, pero sí con los mejores.

El extraño rubio que por cierto, me seguía agarrando del brazo, carraspeó y bajó su mirada hasta sus pies. Quizás estaba cansada tanto físicamente como emocionalmente y no iba a poder llegar a clases a tiempo —en el pasillo solo quedaban los drogadictos—, pero aquel gesto me pareció tierno y una sonrisa me hizo temblar las comisuras.

Cuando mis padres seguían enamorados, mi papá solía bajar la mirada ante las agudas y coquetas frases de mi madre. Una niña de la edad que tenía en ese entonces no debería recordar eso, pero ella misma sí que recuerda sus momentos más felices.

Quizás en el fondo sabía que aquello no era de verdad y estaba haciendo tan solo una captura de pantalla dentro de mi cabeza.

El hecho de que hubiese formado ese gesto me había traído una emoción que creía recuerdo.

—¿Quieres invitarme a tomar algo dices? —Mi voz había sonado muy suave. Mucho. Lenta, cálida.

Tragué grueso intentando disimular la sorpresa por mi propio ademán pero él no lo hizo. Levantó la mirada como un resorte y sonrió abiertamente.

—¡¿Aceptas?! —Asentí lentamente.

Soltó mi brazo de golpe, haciendo que este cayese de manera bruta sobre mi muslo. Di un respingo, creí que iba a tocarme las rodillas por el golpe.

—¿Después del instituto, hermosura? —preguntó señalándome con sus dos índices. Me crucé de brazos y me encogí de hombros. Su repentina actitud había traído de vuelta a la mía, pero ya no podía echarme atrás.

Sobre todo porque se había dado media vuelta y se había largado.

No me quedé atrás y ahora mismo estoy caminando hacia mi primera clase a la que estoy llegando ridículamente tarde. Debería estar preocupada, pues a diferencia de otras de mi estatus, a mí sí me importan mis notas.

Sin embargo, el momento en el que el chico rubio de la mañana bajó la mirada de esa manera tan tierna, se reproduce en bucle dentro de mi cabeza. Y aquello no da espacio a más pensamientos.

Ni siquiera sobre mis amigas, ni siquiera sobre la sangre que se está deslizando por mis piernas.

Me dirijo a la puerta de la clase que me tocaba hace cinco minutos y suelto aire. La profesora de francés es una maníaca de los buenos modelos y le supondría un shock que yo hubiese llegado tarde, su secreta alumna favorita.

Aún así, inspiro profundamente por la nariz en cuanto pongo una mano sobre el picaporte. Eso no hará que no me suelte un sermón sobre lo puntual y educada que era ella cuando era como yo.

No obstante, cualquier respiración que efectúo se detiene al momento que el picaporte gira bajo la palma de mi mano... sin ser yo la que lo esté moviendo.

La puerta se abre y me quedo estática al ver delante de mí los ojos que observaba en aquella extraña foto de esta mañana.

Un nombre resuena en mi cabeza pero no está lo suficientemente cerca como para escucharlo con claridad.

"¿Thunder?"

🌊

n/a: me creo guay por haber hecho un juego de palabras con el nombre de zander y trueno en inglés, not gonna lie. also, estoy escuchando a clairo y me siento como si me hubiese fumado hasta mi propio pelo.

LO SIENTO POR NO HABER ACTUALIZADO ! ! ! ! ! ! ! ! !

el classroom me está consumiendo lentamente y aún así creo que se me quedó algo atrás.

i hate it here :c

espero que estéis llevando mejor la cuarentona que yo.

lo peor es que me estoy quejando como si antes hubiese tenido vida social lol.

bienvenidos los nuevos lectores! este bebé está creciendo <3

recordad votar, me hace re feliz :,(

thank you so much to all (me creo gringa pero el ingles suena mejor #changemymind — aún así estoy en la black list de mi profa, señora chúpeme el piel que eso no entra en la nota).

que se note que me llevo bien con mis profesores.

kisses,

aya b.

pd: me iré al cacaroom ahora y espero que cuando acabe vuelva a escribir algo y os diré el horario de actualizaciones ^^ crucemos los dedos babes.


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