Parte 1
– Aquí tienes
El niño de cabellos verdes oscuros puso una copa de helados sobre la mesa.
– No, mal hecho
En esta ocasión, la respuesta fue de una niña de larga cabellera marrón, solo adornada por una cinta roja en forma de moño y bastante bien vestida, a diferencia del niño.
– Esa no es la manera correcta de servir a un cliente.
– ¿Cliente? ¿Qué es eso? – preguntó el pequeño.
– ¿Eh? ¿Tampoco sabes esto? Bueeeeno, mira – indicó la pequeña señalando con el dedo en cierta dirección.
El pequeño siguió con la mirada lo que se le estaba mostrando.
– ¿Ves a esa persona de allá? – preguntó la niña señalando con el dedo a un muchacho.
El niño por su parte, asintió, dejando que la pequeña continúe hablando.
– Ahora mismo está dejando unos platos de comida sobre la mesa... aquellos señores que se encuentran sentados están pagando por esos platos de comida...
– ¿Quieres decir que están dando dinero para poder comer? – cuestionó el niño.
– Pues claro, nadie puede comer gratis en estos lugares... el punto es que todas las personas que se encuentran sentadas en las mesas son llamados clientes. Un cliente es aquella persona que recibe algún bien o servicio a cambio de cierto pago que haya hecho.
– Ya veo, entonces eso es un cliente.
– Sí, y esas personas que atienden a los clientes llevando comida o lo que les hayan pedido, se llaman mozos. Fíjate la forma en cómo sirven los platos, así es como deberías de haberme atendido.
– ¿Eh? ¿Entonces yo también soy un mozo?
– No, pero hubiese sido divertido si me hubieses dado el helado como uno – expresó la pequeña sonriendo.
– Enséñame la manera de hacerlo entonces – respondió el niño con una expresión seria.
La pequeña entre sonrisas mostró una expresión de sorpresa.
– ¿En serio? Bueno, esto será divertido...
La imagen donde la niña comenzaba a enseñar lo que el pequeño le había pedido se vio de pronto interrumpida por una voz.
– ¡Todos bajen! ¡Formen una fila!
Milo abrió los ojos, aquellas escenas que habían estado en su mente se esfumaron por la interrupción.
Los varones comenzaron a descender de los vehículos a la orden recibida.
Milo se puso de pie y también bajó del carro, formando junto a las demás personas para evitar llamar la atención.
– ¡Avancen!
Otra orden hizo que los varones de la fila comiencen a avanzar, el último control antes de entrar en la mansión, el que Milo esperaba pasar para poder escapar rápidamente.
Cerca de la entrada a la mansión había un grupo de personas que se encargaba del último control, pero uno en especial era quien los hacía pasar uno a uno mientras los varones iban llegando.
La fila iba avanzando, mientras Milo, con la cabeza descubierta y un simple polo avanzaba lentamente, tuvo que deshacerse de las prendas que harían que los guardias sospechen de alguna manera.
Finalmente llegó el turno del joven peli verde, sin embargo, cuando ya parecía que iba a pasar el control, el sujeto que se encargaba de dejar pasar a todos lo detuvo poniendo el dorso de la mano sobre su pecho.