Hogbar, matador de hombres

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...Así tomando Hogbar su espada
murmuró al fiel metal su plegaria:
»Oye, rojo metal, lo que te pido:
luchemos juntos por última vez.
En este crepúsculo obedece a aquel
que notable fama trajo a tu nombre.
Seamos nuevamente los dos uno»
La espada respondió con la sangre de
mil hombres y mil más cayeron bajo
el tronar mortal del duro acero.
Hogbar, matador de hombres, el azote
de bárbaros, se sumergió una vez más
en la marea de hombres, metal y sudor.
Las espadas cantaron como los cien
martillos sobre el hilo rojo de la fragua.
Así fue acercándose más y más Hogbar
a aquella noche, que es el destino de
todo hombre. El valor mostrado aún es
cantado por los bardos del norte...

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