Capítulo 10

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Notas de autor: En el capítulo hay un momento en el que, para mejore su experiencia lectora, les recomiendo reproduzcan Lover de Taylor Swift. Se los indico con un: ---. Espero que se haya entendido, sin más, disfruten el capítulo. 


Hasta la raíz 


El olor a café recién hecho invadiendo su sentido del olfato lo hizo aterrizar en la realidad. Abrió lentamente los ojos y vio a Emilio colocando una bandeja con lo que parecían dos desayunos completos. Joaquín se preguntó brevemente cuando había abandonado tanto su rutina matutina. Tal vez había sido en algún punto entre llegar al departamento de Emilio y terminar follando como había sucedido en los últimos días.


—Me tomé la libertad de pedir el desayuno, —Emilio se veía recién duchado. Aún había gotas de agua deslizándose por la piel de su cuello logrando hacerlo ver más apetitoso que el todos los malditos desayunos del mundo.


Joaquín se incorporó lentamente en la cama sintiéndose algo sorprendido de cómo había cambiado todo en tan poco tiempo. Murmurando una disculpa, fue el baño para cepillarse los dientes mientras intentaba no sentirse abrumado por todo lo que estaba pensando en esos segundos. Emilio viéndose obscenamente delicioso, digno para comérselo por lo que le quedaba de vida, y también estaba el hecho de que su rutina de vida se había afectado en grados tan grandes que ni siquiera se atrevía pesar en ello detenidamente.


Cuando regresó, desayunaron en esa armonía que solamente existía entre ellos estando solos. Joaquín se sintió increíblemente atraído a ese cuerpo masculino, a sus formas, a los ángulos que forman sus músculos debajo de esa bata de baño. Se descubrió a sí mismo admirando todo lo hermoso que había en Emilio, su cuerpo pero también su rostro, como esa suave sonrisa que portaba y su capacidad de volver el acto más cotidiano en una aventura con tan sólo una mirada traviesa.


Y de nuevo, estaba esa asombrosa aura que los envolvía y los hacía sentirse cercanos a pesar del tiempo que habían pasado sin verse. Todas esas sensaciones se encargaron de crear una remolino de imágenes y se sintió abrumado por varios segundos. Decidió que necesitaba un momento, así que se disculpó y fue a darse una ducha e intentar no pensar en lo doméstico y fácil que todo estaba resultando para él a lado de Emilio. Debería estar petrificado de miedo, debería sentirse receloso de su intimidad emocional expuesta pero, lo ridículo, era que realmente no se sentía así y, sin pensarlo, simplemente quería ceder ante la abrumadora necesidad de la familiaridad que le provocaba estar con el otro.


Cuando por fin salió de la ducha iba envuelto en una bata de baño. Emilio ya no estaba en la habitación, Joaquín caminó hacia la estancia y se lo encontró sentando frente al gran piano que había colocado en medio del lugar.


—Ayer ni siquiera me di cuenta que esta cosa estaba aquí. Es un hermoso piano. —Comentó Emilio ensimismado con el instrumento.

—Supongo que asumieron que, como era actor y cantante, iba a poder tocarlo. Pero realmente nunca lo dominé, no como tú, —Emilio empezó a tocar una melodía cualquiera y Joaquín se dejó maravillar con su talento. Evitó soltar un suspiro obligándose a recordar que ya no era un adolescente, —Tus canciones siempre me gustaron, —le confesó acercándose a él.

—¿Las sigues escuchando?, ¿Incluso las nuevas?, —Joaquín asintió.

—Me encanta lo mucho que ha madurado tu voz. También tus nuevas letras que cada vez son más profundas. La forma en la que ahora haces tus videos... Aunque debo confesarte, —colocó sus manos sobre los hombros de Emilio y terminó acariciándole el cuello. —La primera canción que escuché tuya fue 'Bronceados de Amor' y sigue siendo mi favorita. —Emilio le sonrió y empezó a tocar los primeros acordes de aquella canción.

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