El psicoanálisis criminal en los cuerpos descompuestos

De vuelta al trabajo

Era muy temprano en la mañana de la ciudad de Quantico. Como siempre, a las diez de la mañana, se comenzaba a realizar. Aunque desde las ocho y media, Jennifer Jareau, como siempre, llegaba a esa hora para ver los casos. Unos minutos después, Penélope García arribó tranquilamente, saludando a su compañera. Luego llegaron los otros a las 9 y pasadas de la mañana. David Rossi llegó a las 9:45, algo tarde por la tensión tras la tragedia que había invadido al equipo.

- ¿Todavía no ha llegado Hotchner? – preguntó al equipo, su voz sonaba apagada.

- Todavía no, y me sorprende que llegue tarde también. – Derek Morgan, quien estaba cansado, contestó. Estaba exasperado por la tensión y tras dos semanas de que Erin Strauss le daba carrilla con los casos, sentía que su cabeza iba a estallar tarde que temprano.

- Tuve problemas de insomnio, me levanté tarde. Esto ha sido lo peor que nos ha pasado, aunque ya nos enfrentamos a peores cosas. – El italoamericano afirmó. – Esperaré a que llegue.

- Por supuesto – J.J sacudió su cabeza y trató de no pensar en cosas así.

A las once menos cincuenta, se abrieron las puertas de la oficina. El jefe de la UAC estaba llegando a la oficina bastante tranquilo. No es cierto, se encontraba triste por la reciente pérdida de Haley, con quien convivió muchos años desde su adolescencia/mocedad respectiva. George Foyet por fin había muerto; mas el equipo se encontraba intranquilo. Temían hablarle, pues estuvo buen rato ausente del trabajo. Ya no sonreía como solía hacerlo pocas veces antes.

Dave había llegado a la oficina, tocó la puerta de manera calmada.

- Adelante – se escuchó la voz de Aaron muy seria. - ¿Qué ocurre, Dave?

- ¿Cómo te has sentido? No te habías conectado últimamente, Hotch.

- Estoy tranquilo, de veras. Pero Jack ha estado bastante triste, desde luego. No quería dejarlo, pero la niñera me dijo que viniera a trabajar.

- Él estará bien, es igual de fuerte como su padre...

De nuevo volvieron a llamar a la puerta. Penélope García, la técnica analista más cordial y dulce, había tocado, no queriendo interrumpir la conversación entre los dos hombres.

- Señor, no quisiera interrumpir, pero llegó un nuevo caso – la simpática mujer les informó a los caballeros, quienes la siguieron hasta llegar a la sala de conferencias.

Mientras tanto, el resto del equipo se encontraba conversando sobre cosas y lo que planeaban hacer por temor a que se desintegrara y que Strauss impusiera una orden que nunca funcionara. Derek estaba estresado, J.J. no tenía ganas de hacer nada, Reid estaba jugando ajedrez de manera triste con Emily, quien se preocupaba por su jefe y su situación que pasaba. Al ver que los hombres iban acompañados de Penélope, el resto del equipo lo siguieron hasta ese punto.

- Lamento no poder dar saludos, pero este caso es bastante extraño: un cadáver descompuesto se encontró en Washington, y no es el único que está en la capital; también ha habido otro Jane o John Doe, más o menos por diferentes zonas del parque, basureros. Nadie sabe si hubo crímenes sexuales o no.

- No todos los forenses pueden realizar autopsias o necropsias. De manera donde se ven los puros huesos, no lograremos averiguar qué ocurrió o quién los dañó – J.J pensó en voz alta.

- Una vez que los identifiquen, podremos saber quién es el ignoto – Emily respondió mientras se acomodaba el cabello largo y obscuro que tenía. Trató incluso de no ver a su jefe derrotado y volvió a estar firme.

- Esperemos que por fin el caso produzca buenos frutos. Estoy harto de que Strauss no nos deje tranquilos. Ya sé que ya no es tan dura como antes, pero es el colmo de que nos amenace con desintegrar el equipo – Derek cruzó los brazos.

- Nada puede empeorar – García suspiró. - ¿Hay alguien que tenga las capacidades para resolver este caso?

- De hecho, hay un grupo de forenses que trabajan con el F.B.I y nos ayudarán en el caso. Han dicho que son extraordinarios y con métodos extraños para realizar experimentos que ayudarán con lo que le pasó a cada víctima. Hay un ignoto que está dañando. Nos vemos en el avión todos – Aaron voltea a ver a la analista, - también vendrás con nosotros. Partimos en 30.