El psicoanálisis criminal en los cuerpos descompuestos

De Quantico A Washington

El viaje era muy corto, pero durante el viaje el equipo se mantenía en silencio. Nadie quería hablar con el jefe debido a lo pasado, pero trataban de mantener una buena distancia. Las mujeres lo miraban con tristeza e incluso una o las tres querían darle un abrazo para consolarlo, pero era imposible.

De repente Penélope rompe el silencio:

- Acabo de revisar en la computadora, y dicen que el instituto que trabaja con el F.B.I es el Jeffersonian.

- ¿No será el Smithsoniano? ¿Además que ellos no trabajan mucho en ese estilo? – preguntó J.J.

- El Instituto Jeffersonian tiene más de siglo y medio; es más joven que el Smithsoniano – la analista respondió. – La jefa general es la doctora Camille Saroyan, quien había trabajado en Nueva York con anterioridad como jefa forense. En ese instituto también se encuentran los mejores forenses.

- Entonces supongo que sí nos ayudaran con el caso – de nuevo la rubia.

- 100% confirmado – dijo la analista informática con mucha jovialidad.

Al ver la sonrisa de Penélope, el equipo trató de sonreír serenamente.

- De acuerdo, entonces eso quiere decir que el agente que está frente al caso es... - Morgan dejó la frase inconclusa pues Hotch termina afirmando, sabiendo muy bien de quién se trataba.

- Entonces, Morgan y yo nos iremos a las oficinas del F.B.I, los alcanzaremos después de hablar con los agentes. El resto del equipo se va al Jeffersonian. Preparen todo y que García instale sus cosas en el laboratorio. Ya vamos a aterrizar. No hay tiempo que perder – dijo el severo hombre.

Como lo había dicho Hotch, el avión aterrizó en Washington, D.C. Y como lo había planeado, junto con Derek fueron hasta el F.B.I. Al principio, no se les quería dar acceso, pero al mostrar las identificaciones, aceptan la entrada.

- Disculpe, ¿nos podrían decir dónde queda la oficina del agente Booth? – le preguntaron a la recepcionista, y le dio la dirección indicada.

Subieron con la ayuda de un guía, y llegaron a la oficina.

Lance Sweets estaba en la oficina con el agente, cuando otro agente, quien era el guía, interrumpe la conversación entre los dos.

- Agente Booth, dos agentes del F.B.I quieren verlo.

- Salvado por la campana – suspiró Booth, antes de que Sweets dijera su opinión psicológica sobre una situación. – Bien, déjalos pasar.

El agente les permitió el acceso, y finalmente entraron.

- Vaya, vaya. Miren lo que trajo el clima. ¿Qué hacen Aaron y Derek aquí en Washington? – Booth observó con detalle a los hombres, como si los hubiera conocido desde la infancia.

- No has cambiado nada, Seeley – Aaron le tendía la mano con formalidad, luego Derek hizo lo mismo.

- ¿Los conoce, agente Booth? – Sweets se encontraba atónito con la situación.

- Agentes Hotchner y Morgan, él es el doctor Lance Sweets. Sweets, ellos son los agentes Aaron Hotchner y Derek Morgan, de la UAC.

- ¿De la Unidad de Análisis Conductual? – preguntó el joven psicólogo.

- ¿Cómo sabes de nuestro trabajo? – el moreno observó con detalles al chico.

- Sweets, es nuestro psicólogo y hace un trabajo idéntico al suyo, también es perfilador.

El agente de Washington miraba a sus excompañeros de Virginia y ellos igual lo miraban con detenimiento. Luego Hotch rompe el silencio.

- Nos hablaron de una nueva ola de asesinatos aquí en Washington, por eso acudimos aquí porque sabemos que eres el agente que dirige el caso. No ha habido un caso así desde el breve tiempo en que...

- Mi más sentido pésame. ¿Cómo se encuentra Jack ahora?

- Algo tranquilo. Extraña mucho a su madre.

Sweets no entendía que era lo que estaba pasando. ¿A qué se refería? ¿De qué estaban hablando los agentes? ¿Se había perdido de algo? De todas maneras, no quiso saber mucho sobre las cosas.

- ¿Vinieron por los dos asesinatos que están aquí? – preguntó Lance.

- En realidad, Sweets, ya son tres. Vine del Jeffersonian para acá. Los cadáveres están en el laboratorio. Ya sabes cómo es ella.

El psicólogo entendía perfectamente de quién hablaba Booth. La doctora Brennan siempre se había caracterizado por su terquedad y que nadie toque restos humanos que deterioren la evidencia. Era obvio.

- ¿La doctora Saroyan? ¿Hablas de ella? – Morgan vio a Booth.

- Es otra persona que trabaja ahí. Bienvenidos a Washington y los llevaremos al Jeffersonian, paraque conozcan al dulce equipo de genios – Booth estaba dispuesto a llevar a los demás agentes al trabajo de su querida compañera.