Prólogo

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Alex Benet

Solo tenía 10 años, estaba en el copiloto del auto con mi padre conduciendo hablando de como mi hermano se había caído de nalga en plena calle. Nos estábamos riendo como locos, de la nada veo una luz segante y un pitido ensordecedor, desde ese momento mi mundo se fue abajo.

Me desperté y una luz me obligó a cerrar de nuevo los ojos me encontré con mi madre llorando a mi lado me enderece en la cama y la miré.

-¿Qué pasa mamá, por qué lloras? - Pregunte asustada.

-¿Por qué? - Pregunto con burla mientras seguía llorando - ¿Por qué no fuiste tú? ¿Por qué tuvo que morir él? - Seguía llorando.

Yo no entendía nada, ¿de qué estaba hablando?.

-¿De que hablas? - Pregunté confusa y preocupada.

-De que se murió estúpida, ¡Él se murió! - Lloraba como loca.

Y ahí me di cuenta, mi padre había muerto. Comencé a llorar; mi madre decía la verdad ¿Por qué fue él y no yo? ¡¿Por qué una persona tan buena como mi padre tenía que morir?!.

La mire con tristeza no solo por lo de mi padre, sino también por que ella deseo que yo haya muerto, me sentía horrible, es verdad que yo no me llevaba bien con mi madre, ¿pero desear que yo estuviera muerta? Eso me dolía, ella era mi madre.

Se abrió la puerta y entro el doctor con una enfermera, me miró con pena y luego la miró a mi madre.

Le hizo una seña para que lo acompañara afuera de la habitación. Dejándome sola con mis pensamientos y mis ganas de llorar.

Luego de un rato apareció el dr. Pero ella no.

- Buenas tardes, soy el doctor Joel Perez, ¿Cómo estás? - Me pregunta el Doctor.

- Bien, creo- Dije con un hilo de voz y un nudo en la garganta.

- ¿Recuerda lo que sucedió? - Me preguntó.

Yo sinceramente no quería recordar, pero tenía que hacerlo.
Cerré los ojos y comencé a pensar en él; en mi papá y su risa tan ruidosa como siempre, pero alegre y motivadora.
Después una imagen de un coche que venía a todas y un sonido fuerte, luego sangre y su rostro.

Lo recordé todo y cuando abrí los ojos sin darme cuenta lagrimas caían.

No iba a verle más, ya no tendría con quien jugar a las princesas, con quien tomar el te a las 4 p.m., ya no tendría su cariño y felicidad.

Ya no lo tendría a él.
Miré al doctor Pérez y asenti.

- Esta bien- Dijo él.

me miró, asintió y salió de la habitación, en eso entro mi hermano, no podía mirarlo sin sentir culpa. Me abrazó como solía hacerlo cada vez que me caía o me sentía mal.

- Me alegro tanto de que estés bien - Me sonrio llorando.

Después de un tiempo entro de nuevo el doctor, y me dijo que me iba a quedar en observación. Y que si estaba bien dentro de tres días me podría ir, me quedé con mi hermano a dormir por que mi madre no me quería ni ver .

Un Abrazo Es Todo Lo Que Necesito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora