La adolescencia es una de las etapas más importantes en la vida, pero ¿Qué pasa si en el transcurso descubres el mundo real y con ello decides acabar con esta?
Mi nombre es Alex y se puede decir que tuve la típica infancia, siempre fui muy unida a...
Habían pasado dos semanas desde que entré al colegio y nada estaba siendo como alguna vez pensé toda la positividad se me estaba acabando, las cosas eran demasiadas complicadas estaban:
las peleas con mis tías acompañadas de sus castigos, Ángela y sus amigos haciéndome la vida imposible en el colegio con su grupito del demonio, la diferencia de horario junto con la distancia que empezaba a afectar mi relación con mis seres queridos, las llamadas cada vez eran más cortas y los mensajes iban disminuyendo con el pasar de los días. Yo trataba de aferrarme a las pocas cosas que me daban ganas de vivir, en mi casa me aferraba a la comprensión de mi tía Cristina, en el colegio a mis amigos Sara y Jacob, en mi vida en general me aferraba con todas mis fuerzas a mi hogar y al hecho de que pronto los podría ver
Solo quería un poco más de fuerza porque sentía que no podía más, cada día me sentía como un estorbo y por mi mente no dejaba de dar vueltas la idea de que todos estarían mejor sin mi, pero antes de hacer cualquier cosa necesitaba verlos a todos por
última vez, necesitaba despedirme…
Como siempre un sonido interrumpió mis pensamientos
—hola ¿quieres ir a dar una vuelta?
—claro que si, Sara
—te espero frente a tu casa ¿va?
—va 😉
El mensaje de Sara fue muy oportuno ya que enserio necesitaba salir, distraerme un poco del mar de pensamientos que me estaba agobiando
—tía ¿puedo salir con Sara a dar una vuelta?
—claro, pero no llegues tarde
—gracias
Salí y tal como me dijo Sara me estaba esperando
—hola
—¿Cómo estás Sara?
—bien ¿y tu?
—todo bien dentro de lo que cabe
—me alegra
—¿caminamos?
—claro, ¿te parece si vamos al parque?
No tenía problema alguno ya que el parque estaba al final de la cuadra
—obvio, vamos
Fuimos caminando despacio mientras hablábamos de la vida, ella se había ganado mi confianza en muy poco tiempo
—el parque está muy solitario
—es lógico Sara es temprano
Cuando Sara y yo íbamos entrando al parque un chico alto, el cual parecía tener unos veinte años se nos estaba acercando
—Sara ¿Quién es?
—no lose, pero actúa sospechoso
El tipo me agarró con mucha fuerza del brazo
—dame todo lo que tengas y no te pasará nada
Trate de verle la cara pero traía pasamontañas, lo único que pude notar fueron sus ojos llenos de furia mirándome fijamente
—no tengo nada —dije muy asustada
Sara intentó golpearlo —déjala
El me soltó y tomó a Sara del cuello con una mano y con la otra la señalaba con un cuchillo, ella con pocas fuerzas le entregó su celular
—ahora tú, dámelo
Se que es patético, pero no se lo podía dar; él teléfono pues era lo único con lo que podía comunicarme con mis seres queridos
—no
El me miró a los ojos y sangre fría me hizo un corte en el brazo
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—esto es solo una advertencia
—¡dáselo!
Estaba muy débil y el aprovecho eso para quitarme el teléfono, no pude hacer nada ya que estaba perdiendo
sangre y el era más fuerte
—¿estás bien?
—me duele mucho
—vamos a tu casa —dijo Sara después de me cubrirme la herida con una tela que arrancó de su suéter
No pasaron ni dos minutos y llegamos a mi casa
—¡ señora Cristina!
—¿qué pasa?
—¡ Alex está herida!
Estaba sangrando mucho, pero era mi brazo y sabía que no era tan grave como parecía
—Alex siéntate
Cuando me hicieron sentar para curarme me lleve una gran sorpresa, mis tías estaban aquí
—que alguien me explique que sucedió—preguntó mi tía Cristina histérica
—nos asaltaron señora
Todo se quedó en silencio
Por más increíble que parezca mis tías me curaron y cuidaron como si se preocuparan por mi o como si me quisieran
—al menos están bien
El momento con mis tías no duró mucho
—ya estás bien
—¿con eso bastará?
—si, ¿no deberías irte a tu casa ya?
—mis padres me vendrán a recoger
—¿Cómo les avisaste?
—yo le preste mi teléfono —interrumpió mi tía Cristina
—¿Qué fue lo que les robaron?
—los celulares
—nadie te lo va a reponer, verás como te comunicas con tu madre, fue lo último que dijeron mis tías antes de irse
Estaba perdida ya que mi tía tenía teléfono, pero mi mamá había cambiado recientemente de número, no me sabía ninguno de los números de mis amigos y mi padre hace días que no contestaba mis llamadas
—ya me vinieron a ver
—adiós, cuídate
—espero que te recuperes
—estoy bien
—Alex ¿quieres hablar?
—no tía, quiero estar sola ¿si?
—esta bien
¿Como rayos soportaría todo lo que me estaba pasando si no podía hablar con mis amigos y familia?
¿Como haría para ser feliz sin Mario?
¿Y si piensan que los olvide?
Había salido para tener respuestas, pero regrese herida y con más dudas, pero todo lo que había pasado me estaba haciendo considerar una opción…