Capítulo 4

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Singto's POV

No me hizo falta ver el reloj cuando me desperté en medio de la madrugada. Podría apostar un millón de dólares a que eran las cinco de la mañana.

Escuchaba perfectamente la respiración de Yang al otro lado de la habitación, tenía un sueño profundo y eso lo agradecía de sobre manera, pues me habían dado ganas de salir de ahí.

Me levanté de la cama sin miedo a despertarlo y salí del cuarto para caminar a la cocina con el objetivo de tomar un poco de agua; aunque no era algo que acostumbrara a hacer. Normalmente el agua hacía que tuviera parálisis de sueño o pesadillas, pero ya había vivido tantos años con eso, que el hecho de tener hoy parálisis o un mal sueño no me perturbaba. Además, extrañamente descansaba mejor cuando sufría de ello.

Llegué a la cocina y encendí la luz, de inmediato escuché un pequeño jadeo y mi mirada se dirigió curiosa hacia la mesa del comedor; Krist estaba recargado en ella bebiendo lo que parecía ser jugo de naranja por el color del líquido y probablemente lo había tomado por sorpresa.

—Me asustaste. —Dijo, colocándose una mano en el pecho, seguramente tratando de calmar su ritmo cardíaco acelerado. Reí.

—¿Crees en los fantasmas? —Le pregunté a modo de broma mientras tomaba un vaso de vidrio y vertía agua en él.

—No lo sé, no tengo experiencias paranormales como para afirmar o negarlo, así que solo ignoro el hecho de tener una postura. —Mencionó y sin querer, esbocé una sonrisa; yo hacía exactamente lo mismo cuando no podía tomar una postura en algo.

—¿Qué haces tan noche aquí? —Pregunté.

—Tal vez lo mismo que tú. —Me respondió, alzando su vaso con el líquido ya por la mitad.

Asentí un poco con la cabeza y caminé hacia él, a decir verdad, las ganas de regresar a la cama se me habían ido.

—¿Y...? —Comencé a hablar, sentándome en unas de las sillas del comedor, justo a su lado, pero no sabía exactamente qué preguntar.

—¿Tienes el hábito de levantarte en la madrugada por agua? —Preguntó, salvándonos de un próximo silencio incómodo.

—En realidad no, pero hoy me apeteció salir de la habitación.

—¿Por Yang? —Alcé la mirada para verlo a los ojos y negué con la cabeza, aunque podría ser que sí; que Yang fuese la razón por la que me hubiesen dado ganas de salir. —No tienes que mentir conmigo. Hace tiempo Yang me contó su historia. —No me sorprendió.

—¿Sí? ¿Qué dijo él? —Llevé el borde del vaso a mis labios para tomar un pequeño sorbo de agua.

—Hm, no habló mal de ti, en realidad. Me contó cómo se conocieron, lo romántico que eras con él, lo bien que lo entendías... —Dijo, mordiéndose el labio inferior mientras me observaba como si no quisiera seguir hablando de ese tema. —Y otras cosas más, pero esas tú ya las sabes.

—¿Y qué piensas? —Pregunté sin rodeos. Tenía curiosidad de cómo los terceros verían mi "historia de amor" con Yang.

—Hey, no puedo pensar mal o bien de ti. Ya no lo querías y está bien, lo que se me hizo injusto de su historia es que él te amaba de verdad y a ti no te importó.

—Me importó, pero no podía devolverle los sentimientos... —Vi a Krist asentir y se sentó también en una silla.

—¿Por qué sigues hablando con él, entonces? —Preguntó con ojos curiosos y esa imagen me hizo sonreír, no imaginaba que esta persona frente a mí fuera tan curiosa.

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