Capítulo 12

380 54 1
                                    

Singto's POV

¿Ya había mencionado que mi subconsciente es lo suficientemente insensato como para hacerme soñar cosas locas cada vez que mi cabeza toca la almohada de mi cama?

A decir verdad, debo reconocer que durante los últimos días no recordaba ninguno de mis sueños, salvo uno, justo el mismo que me venía persiguiendo desde hace meses.

De nuevo me encontraba en aquella casa con estilo japonés, en donde una considerable cantidad de fotografías colgaban en la pared y aunque me acercaba y podía ver claramente mi cara junto con la de alguien más, al despertar todo era tan jodidamente borroso que me frustraba al intentar recordar los detalles, pero recordaba perfectamente la sensación reconfortable de estar ahí, de salir, caminar y de pronto encontrarme con la persona que me había estado perturbando en mis sueños durante meses; me dedicaba una de sus amplias sonrisas dejando ver sus dientes alineados y blancos, sus labios gruesos y rosados, su piel era blanca y podría apostar que suave, su cabello negro caía por su frente, a veces cubriéndole las orejas; esos eran los únicos detalles físicos que lograba recordar de él.

Me sentía como un estúpido buscando una imagen similar a la suya en otras personas desde que todo esto había comenzado.

Tampoco ayudaba mi situación actual con Krist y mucho menos con Ohm.

"Maldita sea."

Llevé las manos a mi rostro para frotarlo un poco en desesperación, cuando de pronto una notificación llegó a mi celular, saqué éste del bolsillo trasero de mi pantalón y una sonrisa tonta se asomó en la esquina de mis labios al leer el texto del mensaje.

—"¡Por favor, no pongas ese rostro! Las personas piensan que estás enfadado y tienen miedo de hablarte."

Comencé a buscar con la mirada al remitente del mensaje y encontré a Krist del otro lado del estudio de fotografía. Sacudió su mano ligeramente en un saludo torpe y se dio la vuelta. ¿Se había puesto nervioso?

Cuando me di cuenta, mi sonrisa se había ampliado y.

"No, Singto."

Me recriminé por interno, sacudiendo mi cabeza para disipar los absurdos pensamientos que estaban azotando una y otra vez a mi conciencia.

¿Por qué era tan difícil trabajar con Krist?

Días después de su declaración a ambos nos habían propuesto ser modelos fijos de una revisa de gran circulación y, ¿por qué no? Solo era cosa de ropa, posar y sonreír, así que acepté la oferta sin pensarlo demasiado, pero la primera vez que pisé el estudio de fotografía, un muy informal Krist posando frente a la cámara se había colado por mis pupilas.

Maldita sea, ¿cómo podía verse mejor con cada maldito día que pasaba? ¿Acaso me hizo algo para que prácticamente no dejara de babear por él cada vez que nuestras miradas de cruzaban?

"No, no, no, no."

Negué varias veces con la cabeza, yendo rápidamente al vestidor para cambiarme la ropa y desmaquillarme, ya no tenía nada qué hacer en ese lugar pues mis fotografías habían sido las primeras en tomarse.

Oh, sí que tenía algo qué hacer: ver a Krist, pero eso era justamente de lo que estaba huyendo mientras me ponía los zapatos, totalmente listos para pisar el cemento fuera de ese lugar.

Tomé mis pertenencias y estuve a punto de abrir la puerta para correr lejos de ahí, cuando la pesadilla de mi consciencia entró y volvió a dedicarme una sonrisa.

Sun & MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora