Soledad, ingrata y feroz soledad... Oscuridad, vida mía, esperanza quebrada. Vida mortal, sueño fugaz, implacable y sagaz. Vida inmortal, sueño frustrado, eternidad y soledad...
† † †
Con suma elegancia y una velocidad implacable, Edgar corría hacia el centro de la ciudad, dónde muchos de sus iguales estaban cazando, él, que hacía meses que no salia sentía impaciencia, quería llegar, quería hacerlo, no aguantaba más, su garganta estaba a punto de ser reducidas a cenizas por el tan inenarrable dolor que sentía. Su olfato se agudizaba con cada zancada que daba, ese olor a muerte, el olor de la sangre y de cadáveres inundaban sus fosas nasales, lo deseaba, quería calmar su sed y tenía miedo de no poder hacerlo. La luna le acompañaba a dónde él se dirijia, siempre impasible y tranquila.
A su vez, en otra parte de la ciudad, un anciano recién salía de la taberna con una botella en mano. Ese hombre olía por completo a alcohol, no paraba de beber y su único plan era haberse quedado en la taberna, pero para su mala fortuna los dueños de esta lo echaron por no poder pagar lo que consumía, sin duda era un borracho solitario sin algo que poder hacer en la vida.
Edgar, ya estaba a pocos metros de su objetivo y cuando finalmente llegó se paró en seco, algunos de los vampiros que habían ahí se sorprendieron de volver a verlo, pero se mantuvieron en la distancia, ninguno tuvo la suficiente valentía de acercarse a él. Sin prestar ninguna atención a sus iguales, Edgar cerró sus ojos, no podía pensar con claridad, necesitaba beber, necesitaba su sangre en aquel mismo instante, no conseguía detectar a nadie y comenzó a desesperarse, pero entonces... abrió los ojos y una sonrisa salió de sus labios. Con gran velocidad fue hacia su presa, cuando llegó ante ella, lo vio, un viejo sucio borracho, pero no le importó, con sagacidad y decisión se acercó a él, tan sumamente rápido que el viejo no pudo ni reaccionar, con precisión clavó sus colmillos en aquel arrugado cuello con olor a alcohol, la botella que sujetaba el hombre cayó al suelo haciendo un gran estropicio y un charco de whisky. Bebió su sangre, aquella sangre de mala calidad y con un gran porcentaje de alcohol, no le sabía del todo mal, pero no lo sació en absoluto.
En cuanto termino con aquel viejo y sus colmillos se separaron de él, su cuerpo cayó sin vida al suelo haciendo un sonido hueco, el cual a Edgar no le importó. Volvió a cerrar los ojos, esa noche sería muy larga para él.
—Espero encontrar sangre de verdad, ese viejo solo tenía alcohol en vena. -dijo para sí mismo.
† † †
El sol estaba amenazando con salir y muchos de los vampiros se habían marchado saciados, pocos eran los que aún estaban allí, buscando cualquier ser que les saciará aún más, Edgar era uno de ellos, buscaba y buscaba, aún no se sentía saciado, pero al menos ya no le dolía nada. Pasó un rato y visto que no había nada más decidió marcharse, por fin, después de muchos meses se sentía bien, sin dolor al fin podría descasar y después pensar en su siguiente objetivo: dar fin a su mísera vida inmortal.
† † †
A partir de ese día Edgar salía a la caza, necesitaba, después de tanta tortura, la sensación de saciedad, pero nada ni nadie se la quitaba. Uno de esos días, brillantes y relucientes, una carta llegó hasta él, volvía a ser de la Alianza, con mera curiosidad la abrió, aunque no sabía que podría poner en esta.
†
Apreciado Edgar:
Muchos te han visto en las calles últimamente, felicitaciones, al fin ya ha comprendido su situación real y por ello debo comunicarle el siguiente paso de esta nuestra Gran Alianza Inmortal.
Es de todo saber que nuestro enemigo primordial es aquel que tiene esa exquisita sangre azul, pues bien eso ya no será un problema más, mas quedan pocos de esa escoria, mañana acabaremos con los de su zona, los tenemos localizados, listos para matar y beber su sangre, si usted desea más poder está totalmente invitado al banquete.
Un abrazo:
H.Lugó de la Gran Alianza Inmortal†
El poder si bien le importaba poco, era absolutamente nada, eso, para la mayoría de inmortales, sería lo esencial, lo deseado, pero para él no. Pero sin duda alguna, aquella era una oportunidad de oro, sino única que le iban a dar, con esa sangre de ángel podría saciarse, si bien se haría más poderoso, pero no le importaba, y si por culpa del destino moría le parecía bien, de todas formas eso es lo que buscaba durante tantos meses de dolor. Edgar, tan decidido como nunca, saldría de casa mañana junto a la Alianza, para acabar saciado, y lo más importante, muerto. O al menos ese era su plan, lo que no sabía es que ocurriría algo que cambiaría toda su vida por completo.
† † †

ESTÁS LEYENDO
Edgar
VampirosCuenta la leyenda que durante toda la eternidad, el mundo ha estado en constante guerra entre dos bandos: los inmortales, hijos de la noche y la oscuridad, y los mortales, mundanos y bendecios. Los hijos de la noche, también conocidos como vampiros...