La llegada de la perdición

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Mi madre y la abuela Sara salieron a dar una caminata; la abuela seguía resentida por lo del abuelo Santiago.
Me quedé dormida pero llegaron y me despertaron para comenzar a preparar el desayuno unos hotcakes con mantequilla y jarabe, una vez terminado el desayuno la abuela me pidió que lavara los platos sucios, así que lo hice sin chistar.
Me puse a pensar:
"tomando en cuenta lo que dije el día que se fue el abuelo ¿Será verdad que necesito a alguien?..."
- Victoria, ¿Los vas a lavar o nada más vas a pensar en la inmortalidad del cangrejo?
+ Ya voy mamá no se en qué estaba pensando.
Vaya que me perdí pensando en eso pero creo recordar que ese día también dije que venía de vacaciones y no por preocupaciones.
Terminé con los platos sucios y estaba totalmente aburrida así que decidí tomar un libro de los que tiene la abuela en su biblioteca y lógicamente ponerme a leerlo. El título era "El día que perdí y gané todo" si bien ese título me sonaba a un libro de apuestas en el casino me adentré en sus letras y vaya no hablaba de apuestas sino de una señorita que viajaba por el mundo probando sus platillos pero ahí fue donde me dije: ¿por qué tiene ese título? Y como si el libro me hubiese escuchado comenzó la "acción" la autora a través de las letras empezó a contar la historia de esa misma chica pero en esta ocasión ella se había enamorado y ese mismo día lo vio alrededor de 10 veces a lo que ella se preguntó:
"¿Cómo es posible que jamás haya visto a este chico si siempre y a todas horas paso por aquí?".
Llegó mi madre para avisarme que era la hora de comer y me quedé sorprendida porque en un abrir y cerrar de ojos pasaron de ser las 10:00 AM a ser las 14:00 PM. Finalmente baje al comedor y la abuela nos había preparado un festín, me dije: Para hacer todo esto tuvieron que hacer mucho ruido, vaya que me entretuve con ese libro.
Acabada la comida mi madre se ofreció a lavar los platos (al parecer ya no quería volver a ver el sol, era una montaña interminable de platos) le pregunté:
- ¿Madre quiere que le ayude?
+ No amorcito gracias puedo sola.
- Está bien.
Después de esas palabras me retiré a leer el libro, seguí y seguí leyendo hasta una parte que llamó mi atención:
-"Richard no puedo amarte soy feliz estando sola"
+"Pero Verónica, ¿no preferirías vivir esas aventuras con alguien?
-"No Richard no"
+"Ok entiendo"
Era increíble ver cómo Verónica dejaba ir esa increíble oportunidad de compartir con alguien aquello que ama, sería genial compartir mi gusto por escribir con alguien... no ¿por qué piensas eso Victoria? tal parece que eres necia hasta los huesos venimos de VA-CA-CI-ON-ES entiende.
Es increíble ver como me peleo conmigo misma pero da igual, la abuela irrumpe en la habitación y me pregunta:
- Mi niña podrías ir por unas cosas que necesito para la cena, se lo pediría a tu madre pero sigue peleando con los platos de la comida.
- Claro abuela, ¿que necesitas?
- Ven vamos a la cocina para que te pueda dar la lista.
Una vez en la cocina la abuela me entrega una pequeña lista en la cual estaban solo 3 cosas:
- Huevo
- Leche
- Carne
La abuela me dijo que cada encargado sabe cuánto compra ella para que no me tuviera que aprender las cantidades (aunque las pudo haber escrito en aquel papel) llegué a la tienda de abarrotes y la señora que atendía era muy linda y me dijo:
- Así que tú eres Vicky la nieta de Sara ¿Verdad? Vaya que haz crecido no te pareces nada a la foto que nos mostró tu abuela a las chicas del club de pilates.
- Si soy su nieta.
- Aquí tienes los 2 litros de leche y el kilo de huevo.
- Muchas gracias señora.
- No me digas señora suena muy frío mejor dime Verónica.
- Está bien Verónica, nos vemos.
- Cuídate Vicky
La sonrisa de la señora Vero era tan dulce que salí de la tienda con una gran sonrisa en el rostro. Lo bueno de todo esto era que la tienda y la carnicería estaban cerca de la casa y podía salir sola sin tanto temor.
Llegué a la carnicería y no encontré a nadie, así que, toque con una moneda el mostrador y salió un chico con lentes de complexión delgada, cabello lacio color café claro y unos ojos cafés como el atardecer (hermosos) y me dijo:
- ¿En que puedo ayudarte?
Me quedé helada y volvió a preguntar.
- ¿Necesitas algo chica?.
A lo que respondí
- Ah si carne mi abuela me mandó por ella.
- ¿Eres la nieta de la señora Sara?.
- Sí esa misma.
- Dame unos segundos ahora te traigo el pedido.
Lo veo llegar con una bolsa y pregunto:
- ¿Ese es mi pedido?
- Sí dos kilos de carne fresca o ¿acaso pidió algo más?.
- No eso es todo, gracias.
- Por cierto mi nombre es Manuel.
- Victoria un gusto, te dejo me están esperando adiós.
...

Te olvidaré, ¿destino?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora