Dia 5~Primera vez

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“La primera vez que nos vimos”

Samuel estaba cansado, cansado de levantarse todos los días temprano a repetir la misma tediosa rutina, cansado de tener una clase diferente cada hora, cansado de no tener libertad.

Jamas podia hacer lo que quería, toda su vida giraba en torno a las necesidades de su pueblo, todo lo que hacía era con la finalidad de ser un buen líder, él era el próximo rey pero se sentía como el más desdichado esclavo.

No podía salir del palacio si no era con compañía e incluso en las decisiones más pequeñas tenía que atenerse a lo que el consejo y sus padres le ordenaban, dia con dia comenzaba a creer que ni aun siendo coronado obtendría verdadera libertad.

Por las noches se le había hecho costumbre escapar de su castillo, con una capucha y un antifaz visitaba el pueblo y a sus súbditos.

Le gustaba observar a las personas en sus actividades sin que estas lo notaran, curioseaba en las tiendas y de vez en cuando robaba cosas, no tenía necesidad, como príncipe cualquiera de sus peticiones serían cumplida en un santiamén, pero le gustaba la adrenalina que le otorgaba el hurtó.

Al final terminaba sus recorridos en la costa, observando el vasto mar por el cual nunca podría zarpar, él tendría que estar siempre para velar por su reino.

Incluso esas escapadas, que lo hacían sentirse vivo por unas horas, terminaron por volverse rutinarias como su vida diurna, ya nada en ese lugar le lograba emocionar, todo se había vuelto tan monótono que  estaba por resignarse a vivir así, a parar de luchar con sus padres por un poco de libre albedrío y simplemente dejar que los demás tomaran las riendas de su destino como habían hecho toda su vida, al fin de cuentas no tenía a donde escapar.

Fue entonces, en una de sus reflexiones frente al océano, que se encontró con dos enormes ojos rubí observandolo desde el mar azul.

Tan pronto como los noto estos desaparecieron y por un momento creyó que habían sido producto de su aburrida imaginación pero una sombra moviéndose por el agua le confirmo que era real.

Se acercó lo más que pudo a la orilla de la costa achinando la vista para ver la silueta a lo lejos moverse lentamente en su dirección, una silueta demasiado grande para pertenecer a un pez.

Cuando la sombra pasó al lado de una gran roca, a unos metros de samuel, se detuvo y del agua emergió la cabeza y el torso desnudo de un joven, era precioso, con un cuerpo delgado bien formado pero no exageradamente marcado, con el cabello negro brillante y dos enormes ojos color rojo intenso que dejaron a samuel sin aliento.

Podría haber pasado como un simple hombre bello nadando en la playa de no ser por las membranas rojizas que unían los dedos de sus manos escamosas.

Samuel se quedó en shock al verlo, completamente inmóvil en su sitio y con un sentimiento inexplicable de familiaridad en el cuerpo.

-¿Porque la cara tan larga guapo?- habló la linda criatura, con la voz mas hermosa que el príncipe hubiera escuchado su vida, era grave pero suave, solo escucharla le había dejado hechizado -Si yo tuviera un cuerpo así no estaría triste- le sonrió coqueto dejando ver por poco tiempo unos puntiagudos dientes semejantes a los de un tiburón.

Las palabras se negaban a salir de la boca de samuel, no podía asegurarlo al 100% hasta que viera la parte inferior de su cuerpo, pero estaba casi seguro que ese joven era una sirena.

Había leído sobre las sirenas y otras criaturas mitológicas en los pocos ratos libres que le permitían pasar en la biblioteca, pero siempre pensó en ellas como ficción, criaturas creadas como una advertencia para que los navegantes no bajarán la guardia en el océano.

AuronBowl Week One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora