||CAPITULO 7||

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Narra Netsu

---Bueno sí no me lo quieres contar no pasa nada --- no sabía sí contarselo o no, tenía miedo de que me pudiera criticar.
--- No, no... te lo contaré --- no sabía ni por donde empezar --- tú sabes que me dijeron en secundaría que era la mejor líbero femenino de la prefectura ¿no?
--- Sí, claro que lo sé.
--- Bueno pues en el instituto, en el último año, nos ganáron, y me echaron toda la culpa a mí, porque en ese partido no recibí bien todos los remates, me estuvieron criticando y diciendo cosas de mí cuando yo hecía lo que podía para recibir el balón. Me arrinconaban en los pasillos, me decían inútil, que no sabía recibir un simple remate --- ya me volví a romper a llorar --- pero yo quería seguir jugando, quería seguir sintiendo la sensación de la pelota chocando cotra mi mano. Había sobre todo una chica que me odiaba, era de mi equipo y no soportaba verme en la cancha divirtiendome. Pude seguir así un año, tapandome los golpes que recibía o mentía diciendo que me los había hecho jugando al volley, aguanté todo eso pensando que cuando pasase a la preparatoria todo terminaría, pero esta chica que se llamaba Seina se vino a mí preparatoria. Ella siguió molestandome y diciendome que dejase el volley, que sin mí el equipo estaría mejor, aguante hasta el campeonato de primavera, lo hice bastante bien, pero eso para ella no era suficiente e hice lo que ella quería. Me empezó a dar miedo el balón, no recibía tan bien como de costumbre y faltaba a algún entrenamiento, así que lo dejé. Pero no contenta con eso siguió golpeandome y humillandome, hasta que mis padres se dieron cuenta y me cambiaron a otra preparatoria de Tokyo, pensaban que al estar lejos de ella volvería a ser como era y volvería a jugar, pero me diagnosticaron depresión y empecé a autolesinarme --- se quedó de piedra --- me empezaron a llevar al psicólogo pero no mejoraba, cada vez que veía una pelota de volley empezaba a recordar todo y a temblar. Mis padres estaban muy preocupados por mí porque me decían que quién me había robado la luz que tenía, pero yo nunca les dije su nombre. A principios de segundo intenté acabar con mí vida pero me salvaron --- ya casi no podía vocalizar de lo mucho que estaba llorando --- decidieron mandarme aquí para ver sí cambiando de aires pues me podía recuperar, y estaba funcinando, hasta que aparecieron las tres payasas y tú.
Noya se quedó de piedra, no sabía que decir y yo solo tenía una sonrisa triste en la cara para restarle imortancia. Y de repente me abrazó, me dió el abrazo que necesitaba, empecé a llorar más y más fuerte hasta que me quedé seca, y él en ningún momento me dejó de abrazar.
--- Lo siento, lo siento, te prometo que te ayudaré a que lo superes y que le vuelvas a coger ese cariño que tenías al volley, no te dejaré sola.
Me quité de su abrazo y le dí las gracias, después no volvímos a tocar el tema. Estuvimos haciendo el tonto y él todo el rato trataba de hacerme reir, y lo conseguía siempre. Sonó el timbre y volvimos a clase los dos riendonos.

¡¡Hola, hola!! Espero que estéis genial. Aquí os traigo un nuevo capitulín con el por qué Netsu se puso así en ambas ocasiones, con el volley y con la paliza de las payasas. Nos vemos mañana.
Besos en su cola <3

Cecilia.

Mis alas serán tus alas ||Nishinoya Yuu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora