Capítulo 3. | Chico Alarma

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La profesora no dudó en mandarme directo a la oficina del director. No puedo creerlo. No fue mi culpa. ¡Solo quería evitar que un alienígena me matara! Aparte, estaba peleando por todos en la escuela. ¿Se imaginan esas cosas hubieran encontrado a alguien más en el gimnasio y no a mi? Esas cosas hubieran destruido a cualquiera. Aunque tengo el presentimiento que me buscaban a mi. No fue coincidencia que se aparecieran en mi sueño. Aunque ahora que lo pienso, era una pesadilla. En fin, esas cosas me buscaban por algo. Si no mal recuerdo, aquellos ojos morados me dijeron que yo no merecía el Omnitrix. Seguro a eso vinieron, a quitármelo pero... no se acercaron mucho en si al reloj. Aunque con la paliza que les di, seguro les dio miedo. Sin embargo temo que sigan dando vueltas en la escuela o que regresen en algún momento. ¿Se imaginan ellos me desafiarán en medio de clase? No podría usar el reloj. Terminarían dándome una paliza mortal. Espero no pase porque no tendré opciones.
Camino derrotado hacia la oficina del director. ¿Que voy a decirle a mis padres? Seguro mamá estará muy molesta conmigo. No, de ningún forma se los diré. Inventaré algo con ayuda del abuelo Max. A él si le contaré lo sucedido. Sobre esas cosas raras.
Paso por la entrada de las oficinas de los profesores. Estará la secretaria principal de lugar. De inmediato me saluda. Es parte de los plomeros. Paso a un lado de su escritorio y me cruzo con varios profesores ya conocidos de años pasados. Todos están aquí y seguro van a su sala común ya que es hora de almuerzo. Antes de llegar a la oficina del director paso por la fuente de agua. Tomo un vaso desechable y me sirvo agua. Voy tomando mientras me acerco a la oficina. Hay unas sillas afuera pegadas a la pared para esperar tu turno. Noto qué hay una chica sentada en la primera silla. Bueno, me alivia no ser el único metido en problemas el primer día. La chica tiene una camiseta de Star Wars y lleva el cabello suelto. Me siento a su lado y termino de tomar mi agua. Al sentarme descubro que esas cosas lograron lastimarme. Me duelen las piernas y la espalda un poco y... ¡oh no! ¡Demonios! El aro de básquet. Demonios, lo había olvidado. Ay no. Eso me traerá aún más problemas pero, si lo piensan bien, es imposible que alguien como yo lo destrozará. Soy un chico sin músculo. En cambio XLR8 tiene toda la fuerza que necesito. Aunque yo pagaré los platos rotos. Pongo mi pierna encima de la otra. Mi pie queda sobre mi muslo. Apoyo con cuidado mi espalda hacia atrás y cierro los ojos un momento. Entonces escucho que la chica a mi lado comienza a hablar, lo que hace que abra mis ojos. La miro sin despegar mi cabeza de la pared. No logré escuchar lo que dijo primero.

—¿no lo crees?—dice ella mirándome.

—¿Disculpa?—pregunto mirándola confundido.

—Que esto debe significar algo. Debe ser una señal.- dice estirando sus manos hacia el frente.—el que tú y yo estemos aquí el primer día de escuela. No creo que sea un buen augurio—luego se cruza de brazos.—aunque una mariquita se paró en mi brazo ahora en la mañana y son de buen augurio. Así que... ya no se.—dice reclinándose en su silla y eso provoca que se me salga una pequeña risa. Ella se gira hacia mi.
—Sabia que no podías ser tan serio. Te vi todo pensativo pero supongo que estás preocupado por tu castigo.- ella me mira. Yo sigo en la misma posición así que miro hacia abajo para poderle mirar a los ojos.

–La verdad es que si. No quería meterme en problemas justo el primer día.—digo y miro hacia al frente. No quiero sonar grosero pero, no se como... interactuar con las chicas. La única ha sido Gwen pero no cuenta ya que es mi prima y eso la vuelve... no "chica" o algo así. Por eso es que esta pequeña conversación me pone nervioso. No quiero actuar como un idiota. De verdad quiero hablar pero no se como. Ella se hace adelante en su asiento.

—Me imagino que si pero tal vez compartir... ya sabes lo qué pasó, podría hacerte sentir mejor.- la miro dudando y muevo mi cabeza hacia varios lados. Viendo si alguien nos presta atención.- vamos, no es que te vayan a castigar por decirme por lo que te castigaron.- sonríe y separo mi cabeza de la pared.

Diez razones para amarte. | Ben 10 (Ben y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora