18 de noviembre de 1918:(parte 1).

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El dia de hoy me levanto el Cabo Genaro en compañía del Coronel Kropp a eso de las 0302 horas con la noticia de que el especialista Crowley había arribado al fin a las cercanías de la ciudad y que el alto mando dio órdenes de cooperar con él en lo que fuese necesario con tal de resolver la situación alrededor de Carveola antes de que la cosa se saliera de control y se tuviera que mandar más tropas hacia la ciudad, lo cual levantaría sospechas, principalmente en la prensa, pues ya había rumores de lo que sucedía en Carveola en buena parte de Alemania y solo sería cuestión de tiempo de que estos se hicieran más fuertes y se expandieran por toda Europa.

A las 0332 horas nos reunimos con el ocultista Crowley (siendo sincero, el tipo más extraño que haya visto en mi vida) en la carpa verde que teníamos por cuartel general improvisado que estaba un poco lejos de las trincheras que estaban bastantes tranquilas al menos de momento. Poco después tuvimos una discusión con Crowley en la cual nos preguntó un montón de cosas, pero principalmente pidió cualquier tipo de información acerca de las abominaciones que salían de la ciudad.

Después de conversar con él durante tres horas formamos un equipo de exploración para acompañar a Crowley por la línea de trincheras montadas alrededor de la ciudad con el propósito según Crowley de cartografiar alguna irregularidad en el maná de la zona.

A sinceridad la excusa que puso para dicha molestia dejo extrañado a Kropp y a mi persona, pero no dijimos nada porque simplemente tanto como los hombres que estaban en las trincheras como el alto mando querían una respuesta de que era a lo que se estaban exactamente y de cómo acabar definitivamente con ello. En nuestra travesía alrededor de las trincheras que duro unas 2 horas, justamente cerca de la brigada de los alemanes en el oeste nos topamos, que en uno de los agujeros provocados por los morteros y la artillería ligera había una de esas cosas sin piernas y todavía viva.

Crowley ordenó que capturaran a esa cosa y que la amararan bien y le taparan la boca. los soldados que siguieron la orden del extraño ocultista improvisaron con lo que tenían, primero agarraron a la cosa esa por los brazos, luego la ataron de los brazos con alambre de púas que no había sido usado todavía y con algo de dificultad y gran nerviosismo le taparon la boca con dos calcetines (uno lleno de piedras y con el otro le ataron la mordaza improvisada alrededor de la cabeza). Luego de inspeccionar detenidamente a la criatura cerca del lugar donde la capturamos Crowley encontró un extraño tatuaje en la nuca de la criatura, luego con una cara que expresaba profesionalidad le tomo una foto al tatuaje y dijo que ya la podíamos matar.

Después del incidente con esa abominación Crowley afirmó haber encontrado un punto débil en el maná de la neblina que rodeaba Carveola específicamente en el medio de las secciones de la brigada mixta y la alemana, posición en la que nos encontrábamos en ese momento. Para ese punto Kropp y yo ya estábamos confundidos ya que no teníamos ni la más mínima idea de que demonios hacia Crowley llevándonos de un lado a otro de las trincheras, no obstante, Crowley me dio sus binoculares y me dijo que mirara hacia la ciudad y aunque fuera ligeramente visible, por primera vez pude ver ligeramente los edificios del interior de la ciudad.

Ese mismo día a las 1345 horas, Crowley quien era el único quien sabía algo al respecto de que demonios era lo que estaba causando la aparición de esas cosas, llegó junto con nosotros de nuevo a nuestra tienda principal en la cual hablando con el alto mando vía radio y ante la mirada fría y atenta de Kropp quien pensaba que Crowley no era más que un charlatán, comenzó a revelarnos información de que eran esas cosas y que había que hacer parar sus incursiones definitivamente.

En una explicación que duro más de media hora, Crowley afirmó que las criaturas que salían de entre la espesa niebla de Carveola eran lo que él llamaba zombis nigromantes que habían sido creados por una secta de antiguos ocultistas nigromantes llamados: "die Gesellschaft der vier Finger" o la sociedad de los cuatro dedos, que según se creía habían desaparecido en el año 1218 a manos de la inquisición en Francia y de las tropas del sacro imperio germánico cuando intentaron escapar hacia el este, pero que al parecer nunca desaparecieron y que su objetivo era encontrar la inmortalidad, pero dicen las historias que usaron un extraño liquido extraído de una anormal piedra de color rojo que parecía estar viva y que por algún proceso desconocido lograron (no se sabe si por accidente o a propósito) lograron revivir a los muertos pero no de la forma deseada lo.

Por fortuna se pudo controlar el evento y los líderes de la secta fueron ejecutados o al menos eso fue lo que se creía, pues al parecer la secta se mantuvo activa y han vuelto a hacer a realizar sus experimentos para tratar de conseguir la inmortalidad aprovechando las enormes bajas que causó la guerra para experimentar con los cuerpos pero que al parecer se volvió a repetir la historia y la cosa se les salió de las manos. Además de la anormal niebla que cubría Carveola era producto de un fuerte conjuro que producía alucinaciones en aquellos que se adentraban en los alrededores o en el interior de la niebla sin ningún tipo de protección que contrarrestase la poderosa magia del conjuro.

Según Crowley la ciudad no sería visible, al menos que se destruyera el sitio de donde se produjo el conjuro junto a quienes lo mantenían y que el único lugar que cumplía con las condiciones para la creación y mantenimiento del conjuro y también para mantener el proceso de resurrección de los cadáveres, era el antiguo castillo medieval que se encontraba cerca del centro de la ciudad o al menos esa era la ubicación que mostraba el mapa de la ciudad que teníamos, según Crowley había una estrecha zona que se encontraba en medio de las secciones de la brigada mixta y a la alemana en la que la barrera del conjuro se debilitaba lo suficiente para dejar visible la ciudad y lanzar un ataque hacia el interior de la misma de manera efectiva debido a que probablemente hay una red de aguas subterráneas debajo de la zona que entorpecen el flujo del maná del conjuro.

Ante el informe detallado que dio Crowley, tanto yo como Kropp y el alto mando, pensamos que lo nos narró Crowley era absurdo, pero como andaban las cosas con la llegada, ahora diaria de tropas de refuerzo hacia Carveola no podíamos permitir que el asunto llegara a mayores así que no nos quedó de otra que hacerle caso a Crowley e iniciar a idear un plan para asaltar Carveola y dar con la ubicación exacta del castillo que se encontraba en su interior.

"El Incidente Carveola".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora