Unforgettable

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Anne y Harry eran probablemente todo lo que nuestros alter egos reales jamás serían. Quizá ellos no tenían todas nuestras fallas ni cometerían nuestros errores; pero su amor siempre fue real. Tan real como el de nuestros otros yo. Tan real que dolía. Vaya forma de iniciar esta parte, ¿no?.


"Let's make this Unforgettable". Esa fue nuestra promesa el día que se hizo oficial, pero en nuestras almas esas palabras estaban marcadas desde el inicio, aún sin que nos diésemos cuenta. Fue la única que cumplimos a cabalidad. "Irresistible". Esa canción nos viene demasiado bien...desde el segundo en que nos vimos.


Probablemente esta historia ocupe más de dos o tres entradas, porque créanme que hay tela que cortar. No me mal entiendan, no es una historia de traiciones ni cosas así, pero sí de la persona que más he amado de muchas maneras distintas, y de cómo ese amor se transformó en un arma de doble filo para ambos. Así que vale la pena que trate de ser algo cronológica con esto.


Teníamos 17 años cuando nos conocimos, sin saber que un cruce de miradas por haber llegado tarde el primer día de clase en la universidad marcaría un futuro que nadie jamás hubiera imaginado, porque en muchos aspectos éramos como agua y aceite. Desconozco el por qué de su atraso, pero el mío fue francamente ridículo: primera vez tomando el metro en hora pico matutina. Apenas podía respirar en ese espacio tan abarrotado, que tuve que medio sentarme en una barandilla de los asientos y se me estaba durmiendo el culo. En mi desesperación no me di cuenta que bajé una parada antes de la que debía y tuve que esperar otro metro igual de lleno y luego caminar/correr por 15 minutos desde la estación a la facultad, para terminar tocando la puerta del salón equivocado. Encontrándome con varios chicos que resultaron ser mis compañeros de clase pero también se retrasaron.


Anne se hizo presente y decidí arriesgarme a preguntar al profesor de ese salón cuál era el correcto, para luego dirigir a ese pequeño grupo de estudiantes hacia allí y tocar la puerta, solo para que el maestro abriera, viera el grupo y dijera "la clase de mañana es a las 7" y luego cerrarme la puerta en la cara. ¡Qué gran primer día!. Obviamente indignada por considerar esto una falta de respeto enorme (ilusa de mí, creía que se seguían las mismas normas básicas de decencia que en preparatoria), dirigí ahora a ese grupo de compañeros a la oficina del encargado de sistemas de la facultad para poner un reclamo, solo para que éste sujeto me saludara de forma "coqueta" (ewwww) y nos dijera que cada profesor es libre de hacer lo que le plazca cuando alguien llega tarde. Ahora tenía un grupo de extraños conmigo y dos horas libres por delante. No recuerdo los rostros de todos los de ese grupo, excepto él. ÉL. Nos siguió diligentemente y en silencio a cada sitio hasta que obtuvimos la respuesta del idiota de sistemas, y me fijé en él por su cabello. Castaño y rizado, formando un pequeño bulto en su cabeza, exactamente como el de Harry Styles de One Direction. Por eso su nickname interno para mí, desde ese momento fue Harry sin que él lo supiera.


Se mostraba algo molesto por el incidente de llegar tarde, pero más allá de que me llamó la atención su cabello por esa obvia referencia a uno de mis crush superestrella (siempre fangirl nunca infangirl), si solo hubiera sido su cabello, jamás hubiera pasado nada con él. Lo que verdaderamente me hizo voltear y quedarme ahí, fueron sus ojos. "Tus ojos son iguales a los míos", diría Harry varios meses después; oh, cariño, lo supe desde siempre. Tenía una mirada tan triste, que solo era visible para quienes veíamos eso en el espejo a diario. Las risas no pueden ocultar eso en tus ojos. Fue verlo y verme a mí misma, un alma rota que cargaba con tanto dolor y que no iba a decir una sola palabra por no contrariar al resto. Ya te sientes lo suficientemente molesto para el mundo como para atreverte a "quejarte" de la vida que llevas. Conocía ese lugar mejor que nadie, tras dos intentos fallidos de suicidio y 3 años de autolesiones cuyas cicatrices traté de borrar de mil formas. Devastador, así se sintió cruzar miradas con ese muchacho alto y esbelto, y reconocer la misma oscuridad que yo llevaba dentro. Verlo al mismo tiempo radiante, con una sonrisa tímida, y notar las ojeras que te deja una noche de ansiedad. Bello, pero al mismo tiempo marchito por dentro.


Me impactó de muchas formas. ¿Cómo alguien que se ve tan capaz y fuerte, se nota como a punto de quebrarse si ves más allá de lo aparente? Me sonrió levemente, y desde ese momento algo dentro de mí dijo: "Debes protegerlo, sacarlo de ahí. No puedes permitir que viva lo que tú". Pero existen muchas cosas que están completamente lejos de recaer bajo nuestro control, y erróneamente creía que podría salvar esa dulce mirada de caer al abismo...porque no tenía idea de que Harry ya estaba ahí, y que su plan era hacer lo mismo por mí.


Esas fueron las bases para crear nuestro propio "inolvidable".


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