Era temprano, pasadas las siete de la mañana, yo miraba mi reflejo en el espejo, había dormido sólo cerca de cinco horas o menos y lo arreglé todo con maquillaje. Casi acabando sentí mi teléfono vibrar, no había visto el contacto pero yo ya sabía quien era.
—Hey, cariño.
—¿Val?.
—¿Qué pasa? —Pregunté nerviosa.
—Me desperté y no estabas aquí. —Gimió.
—Lo siento mucho. —Suspiré, —Me demoré un rato. Ya voy por ti.
—Bueno... Aquí te espero Val.
—Te amo, —le susurré al teléfono.
Y antes de que ella respondiera escuché un sollozo.
—Yo también te amo. —Con eso, colgué y rápidamente le pedí a Alirio para que me llevara al hospital. Miraba por la ventana con impaciencia hasta que apareció el gran edificio blanco. Me despedí de Alirio antes de salir y correr hacia éste.
No quise que se despertara sin mí a su lado. Quería que fuera un viaje rápido.
Jugué con mi brazalete mientras veía los números en el elevador cambiar lentamente hasta que finalmente se abrían las puertas en el tercer piso. Corrí hacia la puerta y la abrí con cuidado.
—¿Juls? —Llamé en voz baja.
Su cabeza giró en mi dirección, sus ojos verdes rojizos en ese momento chocaron con los míos.
—Lo siento mucho, cariño. —la arrullé cuando llegué a su lado en la cama y la jalé a mis brazos.
Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura mientras se arrecostaba contra mi hombro, ella sollozaba en breves y pequeños sonidos que se desgarraron en mi corazón.
—Shhh. —le dije mientras besaba a lo largo de su cabeza y acariciaba su cabello castaño. —Ya llegué, Juls. —Bajé las caricias a lo largo de su cuello.
—Te amo, Val.
—También te amo, Juls.
Juliana tomó mi mano y la aprretó entre la suya contra su pecho, y así se quedó dormida, luego de unos minutos el sueño me venció a mí.
Tuve un sueño hermoso con ella, estábamos en un picnic en un parque natural cerca de un lago, bajo la sombra de un sauce, ella sacó una cajita y dijo:
—Valentina Carvajal... —Entonces se arrodilló frente a mí. Yo sentí que el aire se alejaba de mis pulmones. —¿Me harías el honor de acompañarme por el resto de mis días contigo?... —Su voz se hacían ecos distantes. —Que seas mi cómplice, mi compañera, así como ya eres mi todo... —Cedí a las lágrimas y cada vez me costaba más poder escucharla bien. —¿Te casarías conmigo?...
Un sonido ensordecedor me despertó, el monitor cardiaco de Juliana estaba en alarma, una enfermera entró pidiéndome que me saliera y yo entre lágrimas le pedía que me dejara, miré a Juliana mientras nuestras manos se separaban, una enfermera me empujaba fuera, yo dejé de resistirme pero la llamaba con la esperanza de que abriría los ojos, de que lucharía por hacerlo pero ella no respondía.
Estaba en el pasillo, sentada en una de las sillas, habían pasado algunos minutos cuando llegó la madre de Juliana, Guadalupe, estaba preocupada y al borde del desespero, apenas me agradeció por haberla llamado y nos quedamos esperando por noticias.
Era algo extraño, Lupe me odiaba ella no soportaba ni verme, me prohibió estar con Juliana porque no aceptaba el que fuéramos dos chicas enamoradas, y luego de todo lo que pasó era como si ella fuera otra, y yo también.
En medio de mis cavilaciones el doctor apareció y nos dijo que habían logrado estabilizarla pero lo mejor era dejarla descansar, la madre de Juliana me pidió que tomara algo de aire y que en cuanto Juliana volviera a despertar me llamaba, y así hice.
Entré a la habitación y me despedí de ella, le agradecí por ser tan fuerte, y en ello le prometí que le traería un regalo para cuando despertara.
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-ˏˋ margaritas ˊˎ- Lesbian
Historia Corta(Completa) Valentina busca el regalo perfecto para Juliana. 𝓙𝓾𝓵𝓲𝓪𝓷𝓽𝓲𝓷𝓪, 𝓱𝓲𝓼𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪 𝓬𝓸𝓻𝓽𝓪 𝓣𝓮𝓶𝓪 𝓼𝓮𝓷𝓼𝓲𝓫𝓵𝓮