capitulo 38

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—¿Qué rayos pasó aquí? —pregunté muy sorprendida acercándome a mi vehiculo.

—Aquí hay una nota —dijo Abby entregándome un papel que estaba oculto debajo de los vidrios rotos.

"¿En serio creíste que te ibas a ir sin obtener tu merecido?"

—Lucy — mascullé rápidamente haciendo una bola con el papel.

—¿Pero quién se cree esa maldita? —gruñó Abigail rodeando el auto, admirando el desastre.

—Debo llamar al seguro —me resigne sacando mi teléfono.

—¡Faith espera! —Abby me detuvo persiguiéndome por el parqueadero—. Esto no se puede quedar así tú tienes—

—No Abby —me detuve un momento mientras colocaba mi teléfono en mi oreja—. No haré nada, no comenzaré una guerra con una proxeneta en la que yo tengo las de perder.

Ella me miró fijamente y después suspiró.

—Sí, tienes razón.

La grúa llegó a la hora y tuve que pagar la mitad del arreglo de mi auto, eso me desacomodó por completo ¿Lo peor? No lo entregarían hasta el fin de semana, caminé algo cabizbaja junto con Abby hasta el metro y mientras esperábamos en la estación su teléfono sonó, se colocó nerviosa y un poco pálida, después me miró.

—Nos vemos mañana —se despidió intentando fingir una sonrisa.

—¿Sucedió algo? —pregunte mirándola con el ceño fruncido.

—¡No! No, es que tengo que reunirme con unos familiares para mi pintura.

—Pero de igual manera para ir a tu casa tienes que tomar un vagón —la miré algo extrañada.

—Iré en taxi —se alejó poco a poco—, ¡Nos vemos Faith! —gritó para después desaparecer cruzando un pasillo.

Rogué a cualquier dios o deidad que no fuera lo que estaba pensando, qué por favor que no sea David quien la llamó, subí a mi vagón completamente preocupada por mi amiga, David podría parecer un tipo amable y carismático al principio pero cuando se quitaba su máscara de pulcritud era un animal y no en el buen sentido, inmediatamente llegué al vestíbulo del edificio, el cual siempre estaba vacío, mi teléfono sonó y cuando mire la pantalla vi el nombre de Chris.

—Hola —lo saludé mientras caminaba a las escaleras.

—Hola querida ¿Qué harás el miércoles? —preguntó algo emocionado.

—Pintar, pintar y volver a pintar —dije deteniéndome un momento para darles paso a unos inquilinos—, ¿Por qué? ¿Te libraste de Dan?

—Algo así, mi hermana necesita revisar el club campestre y logré convencerla de que se lo lleve por unas horas, se irán el miércoles en la mañana y volverán en la noche así que eres mía ese día, por lo que espero que no hagas planes.

—¿Y con quien se supone que haré planes? Ni siquiera tengo un gato —dije buscando mis llaves para entrar.

—Entonces quiero que me esperes, sin ropa y con algo que te enviaré con un mensajero.

—¿Es algún disfraz? —pregunté con curiosidad metiendo la llave en el picaporte.

—Algo así...

—¡Oye! —escuché una voz mujer llamándome.

Me di la vuelta y una de las universitarias estaba apoyada contra la puerta del dúplex de al lado.

—Espera —le pedí a Chris quien no dejaba de preguntarme que había pasado—. ¿Qué quieres?

—Arruinaste nuestra fiesta —habló mirando sus uñas—. Después de que tu amigo y sus matones nos mandaron a callar nuestros amigos se fueron.

Sometida por ChrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora