PARTE 2

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Era momento de comenzar a decir aquel texto que venía escrito en latín, la piel se me erizaba y aún no decía nada, tome aire y comencé a pronunciar cada palabra que venía ahí, intenté hacerlo lo mejor posible pues no sabía ni cómo se hablaba el latín. Después de decir aquella letanía, derramé la sal frente al espejo, me espere unos segundos mientras seguía mirando mi reflejo en el espejo, no pasaba nada, no me sentía extraña ni se escuchaban cosas, mire mi reloj y suspire, me recargue en el respaldo de mi cama y solo espere. Pasaron alrededor de diez minutos y aún no pasaba nada extraordinario, bufé molesta conmigo misma pues sabía que era una tontería, estaba dispuesta a levantarme pero luego las veladoras se apagaron de repente, me quede en silencio y sin moverme, se que anteriormente había dicho que era muy escéptica en estas cosas pero tengo que confesar que eso me había dado miedo, mire mi reflejo en el espejo y me sentí mal, me fui en un viaje donde veía todo color rojo y negro, me veía a mi misma con alguien detrás de mi tapándome los ojos, quería gritar y moverme pero no podía, algo me lo impedía, ¡joder! ¿Que mierda hice? Al final termine llorando y gritando, me sentía muy mal, sentía náuseas y no podía levantarme.

No podía tomar mi teléfono, estaba temblando y estaba demasiado asustada, luego humo comenzó a entrar por la habitación, la puerta se abría poco a poco dejando ver una silueta negra, era de un hombre y tenía cuernos, sentía desvanecerme, retrocedí lo más que pude pero me tomé con la pared, aquello se acercaba más y más a mi hasta quedarse frente a mi. Cerré los ojos con fuerza deseando que fuera una pesadilla pero no era así, levante la mirada y no podía creer lo que mis ojos veían, unos ojos blancos reflejaban lo que tenía en su alma.

"He llegado, así como lo has pedido"

Susurro en mi oído con una voz grave, lo dijo tan lento que mi respiración se paró por unos segundos, abrí los ojos y vi lo que jamás imaginé ver en mi vida, sus ojos, ¡joder! Sus putos ojos, eran todos blancos y reflejaban todo lo que era, mi cabeza ¡joder! Ya no lo soportaba más, no lo podía creer, me sentía tan débil que después de un momento todo se volvió negro, había caído desmayada en mi habitación.

7:00 a.m

Me desperté agitada, mi respiración era demasiado rápida, mire el reloj y aún era muy temprano, sentía como si hubiera dormido mucho, tenía dolor de cabeza aún así que me levante para poder tomar algo que aliviara aquel mal estar, aún quedaban estragos de lo que había pasado en la noche anterior pues tenía escalofríos que me recorrían todo el cuerpo, no podía cerrar ni un segundo los ojos porque todo lo de ayer regresaba a mi mente.
Termine de vestirme y baje para poder comer algo, olía bastante bien, imaginaba que mi hermano o mi madre habían entrado a casa para hacerme desayuno por lo cual me tranquilicé un poco más.

Que rico huele, buenos días.- dije entrando a la cocina, la persona que estaba frente a mi no era mi hermano ni mi padre.- ¿Quien eres?.- tomé el tenedor que había en el plato ya servido en la mesa, mis piernas temblaban y mi respiración comenzaba a agitarse.

Buenos días, te hice el desayuno, deberías de comer algo, aún estás débil.- murmuro en voz baja, su voz era ronca, y juraba que era la misma voz que me había susurrado en la madrugada.

Tome mi teléfono y subí a toda prisa a mi habitación, cerré la puerta con seguro y comencé a llamar a mi hermano, estaba asustada no sabía quién era.

Vamos Haziel contesta el puto teléfono.- buzón.- Mierda

Hey vamos, tranquila, tú me querías.- trague saliva con dificultad, ¿Cómo era posible? Giré poco a poco para poder ver aquella persona que me hablaba y no podía creer lo que mis ojos veían en ese momento, un chico estaba sentado en el suelo al otro extremo de mi habitación, su cabello era lacio y negro, tenía anillos en sus dedos, tatuajes en su pecho, cuello y brazo derecho, vestía pantalones rotos, no tenía playera pero si tenía  una chaqueta como de seda color azul fuerte, sus labios eran gruesos pero aún no podía mirarlo bien pues traía su teléfono en su mano y ocultaba su rostro.

¿Qui-quien eres?.- pregunte con mi voz temblorosa, me ladee un poco para tratar de ver su rostro.

Me presento cariño, soy Paolo, ¿recuerdas lo que hiciste anoche? Bien pues me invocaste, bueno en realidad se podría decir que vendiste tu alma al Diablo y me mando a mi como recompensa, en pocas palabras, soy el novio que tanto anhelabas.- dejó su teléfono a un lado y con una mano echo su cabello hacia atrás dejando ver por completo su rostro, ¡Dios mío! ¿El era mi nuevo novio?. Me miro de pies a cabeza manteniendo esa sonrisa en sus labios, luego de posar sus ojos cafés en los míos, me guiño un ojo y sonrió dejando mostrar su perfecta dentadura, podría jurar que en ese momento me sentía en shock por tremendo tipo que tenía en mi habitación.

 Me miro de pies a cabeza manteniendo esa sonrisa en sus labios, luego de posar sus ojos cafés en los míos, me guiño un ojo y sonrió dejando mostrar su perfecta dentadura, podría jurar que en ese momento me sentía en shock por tremendo tipo que te...

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El hijo del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora