Narrado en tercera persona..– No te estoy teniendo compasión ni tampoco me das lastima, es lo que no se... no quiero irme.- Paolo alzo sus hombros suspirando, estaba igual de confundido que la menor, no entendía su propio comportamiento.– Joder, de la última forma que me gustaría verme seria como un humano, otra vez.- se cruzo de brazos frunciendo su ceño, ladeó su cabeza intentando buscar alguna solución.
Oyó aquella oración "uno de los más poderosos o incluso mejor que lucifer" soltó una media sonrisa sintiéndose orgulloso de sí mismo, su ego aumentó en ese momento pero aquella pequeña chispa que solía alegrarlo se apagó más rápido que lo normal. Llevó su mirada a t/n y se sentó a su lado.
.– Seré directo, no quiero dejarte pero no estoy seguro de haber formado algún lazo cariñoso contigo, aun así eres mía y no hay vuelta atrás.- sonrío ligeramente apenas marcando una línea en sus gruesos labios, alzó su mirada conectando sus ojos avellana con los ojos oscuros de la menor.- Por cierto, será mejor que no te acerques a nadie o podría pasarles algo malo.- ladeó su cabeza, a pesar de que no estaba seguro de lo que sentía por t/n había algo de lo que si estaba seguro, tenía claro que t/n le pertenecía de eso no tenía ni la más mínima duda.- Ahora tú Dios me debe un así que tendrá que perdonar tu "pecado".- hizo comillas con sus dedos, le guiño un ojo y se recostó en el sofá viendo al frente.
Él seguía confundido pero ese era un tema aparte, organizó un poco su mente, luego llevó la mirada a la chica y soltó un suspiro.
.– También creo qué hay algo raro en ti.- pico no tan fuerte la mejilla de la menor, el quería saber que era lo que ella sentía pero al parecer ambos estaban iguales.– Creo que debería irme, ¿quieres que me vaya?
El semblante serio de t/n desapareció cuando el mayor sacó el tema de que no tendría que acercarse a nadie más ¿celoso? Simplemente asintió a sus palabras dándole por su lado quizás así la tensión que había en ese momento puedes desaparecer al menos un poco. Miró a Paolo por unos segundos los cuales aprovechó para inspeccionar su rostro perfecto, su mandíbula se marcaba a la perfección y su piel parecía de porcelana, igual le encantaba aquel color de ojos anaranjado que portaba pues le hacia resaltar más que cualquier otra cosa, relamió sus labios buscando las palabras correctas para responderle, se encontraba confundida por no saber que sentir en ese momento, ¿debería de irse o debería decirle que se quede? Se cuestionaba mentalmente mientras jugaba con sus dedos.
.– Quédate.- murmuró mirándolo fijamente, se quedó unos segundos así esperando algo, quizás alguna reacción por parte de aquel demonio que estaba recostado en su sofá.- Digo, es muy tarde y puedes quedarte aquí, es decir, puedes pasar la noche aquí, si quieres.- carraspeo, desvío su mirada rápidamente al notar como Paolo sonreía, evidentemente se había dado cuenta de lo nerviosa que se encontraba, t/n cerró los ojos cubriendo su rostro con ambas manos, realmente estaba haciendo el ridículo.- ¿Tienes hambre?.- fue lo único que logró decir, se levantó del sofá y camino hacia la cocina regañándose mentalmente, abrió el refrigerador y sacó una botella de agua fría, tomó de aquel líquido refrescando su garganta y tratando de encontrar una respuesta de lo que sentía por el mayor.
.– Está bien , me quedaré no es necesario que ruegues por mi compañía.- bromeó llevando su mirada hacia el suelo, pudo notar fácilmente lo nervioso que la chica se encontraba, soltó una pequeña risa.– No le mientas a un mentiroso cariño.- observó la sonrisa de la chica luego llevó su mirada al suelo nuevamente, era increíble que con una simple sonrisa lograba encantar al demonio, el simplemente intentó evitar por un momento el contacto visual con la humana. La siguió hasta la cocina tomando asiento en uno de los bancos de la barra.- No tengo hambre, gracias.- aclaro su garganta.- ¿Te gusta ser un humano? ¿No te gustaría ser una chica demonio?.- pregunto un tanto curioso intentando desconectarse de sus propios pensamientos. Se levantó y se dirigió al sofá en donde se recostó nuevamente, cerró sus ojos ya que se encontraba algo tenso, al cerrar los ojos solo pasaban imágenes en su mente de él y la chica juntos, abrió sus ojos de inmediato y miró al techo.- Si te soy sincero yo quiero regresar al infierno, no puedo hacer nada divertido aquí.- hablo nuevamente cambiando el tema, alzo su mirada a la menor.- ¿No bebés verdad?.- hizo nuevamente una pregunta, su mente era un caos por lo que prefirió salir de sus pensamientos y centrarse en t/n. Cuando la menor paso cerca del demonio la jalo del brazo sentó en su regazo.- ¿Todas las mortales son como tu? Si es así podría quedarme aquí.- bromeó acercándose a sus labios los cuales beso dejando una pequeña mordida en su belf0 inferior.
.- Creo que los hombres y los demonios no cambian en nada he.- t/n sonrió ante su comentario.- Y sobre tus muchas preguntas si tomó aunque no tanto y bueno supongo que aunque quiera irme al infierno no podría o al menos eso decía mi madre cuando paso aquel problema con el que eran mi padre biológico, no quise presentar cargos cuando abuso de mi incluso cuando fue a parar a prisión por otros delitos fui a viciarlo y lo perdoné, jamás le conté a mi madre que había hecho tal cosa, quizás podría haberse molestado o algo así.- era la primera vez que t/n hablaba sobre el tema de su padre y lo que él había hecho con ella hacia varios años, ahora podía dormir desde aquella vez que fue a perdonarlo, quizás era algo loco para algunas personas pero necesitaba hacerlo, algo en ella le decía que tenía que perdonarlo para poder seguir viviendo en paz.
Paolo oyó cada palabra que salía de la boca de la menor, todo iba bien hasta que comenzó que dijo que su padre había abusado de ella, no necesito que dijera todo con detalle ya que entendía a lo que se refería, el solo creía que su padre abusaba de ella pero no solo hacia eso, Paolo viajó al pasado de t/n dándose cuenta que aquel hombre la había golpeado brutal mente causándole daños físicos graves, y aunque al demonio le gustaba ese tipo de cosas esta no fue de su agrado de hecho se había molestado bastante. Sus ojos reflejaban odio puro hacia alguien que no conocía, sus ojos se tornaron rojos pero no ese rojo de lujuria de la vez anterior, esta vez era de un color opaco. Se levantó con su semblante serio, cuando vio a la menor botar lágrimas soltó un largo suspiro, acarició su cabello y su espalda.
.– Ahora veo que si mereces ir al cielo.- quito la mano de la espalda de la menor cuando está se pauso de pie, Paolo frunció el ceño al ver como nuevamente se desvestía frente a él, t/n se dio la vuelta dejando ver las cicatrices que había en su espalda, algunas parecían mordidas y otras eran solo líneas largas, Paolo acarició con suavidad cada una de sus cicatrices regresando al pasado, pudo ver con facilidad como aquel hombre la mantenía sobre el suelo mientras la mordía con fiereza, el demonio tragó saliva con dificultad regresando a la realidad al escuchar los gritos desgarradores de la menor, automáticamente su sangre comenzó a hervir y su semblante cambió. La acercó dejando un beso en su espalda.- Cuando ese bastardo muera, será de mi pertenencia.- la misma sonrisa enfermiza volvió aparecer, miró a la menor mordiendo su labio inferior.- Yo lo odiare por ti.- soltó una pequeña risa, ya se había imaginado miles de torturas distintas para el padre de t/n solo tenía que esperar a que muriera, no podía alterar su destino, es decir, si podría hacerlo pero Paolo sería castigado si lo hacía. Aunque podría tener varios contactos para poder acelerar su muerte, Paolo tenía pensado varías formas de hacerlo sufrir, de hacerlo suplicar así como t/n lo hacía por piedad cuando no podía soportar más el dolor físico y mental que le estaba causando, Paolo se encargaría de torturarlo hasta que se aburra de jugar con el padre de t/n.
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Hoy subiré otro más, una disculpa por la demora, estaré más activa así que pronto la historia llegará a su final, gracias por leer y por botar, quizás tenga una segunda parte aún no se, pero muchas gracias.
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El hijo del Diablo
Mystery / Thriller14 de Febrero, por alguna razón esa fecha era la que más detestaba, flores, rosas, corazones y parejas felices por donde quiera, incluso mis amigas tenían novio y yo a mis veintiún años ni siquiera había dado mi primer beso, ya vivía sola y era inde...