capítulo 12: golpes

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Ya casi era la hora de ir a la casa tsukishima, estaba sentando esperando la hora acordada y poder ir

— ten paciencia — llegó Kuroo — Solo falta media hora, si quieres podemos ir ahora, son como diez minutos de acá para allá

—¿Enserio?

— Por supuesto, vamos — le mostró una de sus bellas sonrisas

Ambos hombres salieron de la casa y fueron directo al automóvil para subir .

Obvio

Kageyama no podía evitar sentir nervios, después de tanto tiempo conocería a la mujer, al hijo que tuvieron, volvería a ver al rubio. Sólo espera poder soportarlo, será difícil, debe cuidar de su niño

— Llegamos — hablo Tetsuro, sacando de su mundo al menor — tranquilo

V-vamos... — tartamudeo, no podía evitar sentirse incómodo y nervioso

La casa era enorme, nunca olvidaría esa maldita casa. Allí se casó, vivió un tiempo y luego viajó hacia otro país en donde tendría a su hijo y luego se lo quitarían de brazos

Sentía que se caería, su respiración estaba acelerándose sentía que se iba a exaltar

Tocaron el timbre y una mujer les abrió, debe ser de la servidumbre. Dió unos pasos más, el lugar estaba adornado, era demasiado grande

—¡Oh! ¡¡Sensei llegó!! — pude ver cómo Natsuki-kun me grito desde  cerca de la venta. Se levantó y venía hacia mi, creí que me desmayaría, pero no pasaba nada

— Natsuki-kun buen día — le saludé, al levantar mi vista pude ver a mis conocidos, parecían sorprendidos, sus rostros eran todo un poema

Se quedaron quietos en sus lugares, ninguno se movió ni abrió la boca, en el fondo pude observar una cabellera rubia, era Kei, alto, delgado, con una piel blanca, bien vestido. Al lado de él estaba mi pequeño Seth y creo que su medio hermano, no sé cómo se llama pero...

No veía a esa mujer, se supone que también tiene el cabello rubio, pero no veía a nadie allí, me sentía fuera de mi. Sabía que ellos querían que me fuera, parecían asustados, Kuroo-san estaba detrás mío, Vi a Hinata y Yamaguchi completamente en blanco, como si su alma hubiera abandonado el cuerpo. Seguí caminando a paso lento hacia Kei, no solo ellos estaban asustados, yo también lo estaba, mis ojos empezaron a arder, mi pecho dolía, sentía mi corazón latir rápido y a la vez lento, el estómago me dolía, al estar casi cerca de Kei pare mis pasos, observé su espalda mi hijo me miraba algo confundido

—¿Sensei?— mi Tatsunari se acercó a mí, parecía preocupado

—Ya llegó tu maestro — Kei empezó a girarse para verme, en su mano dominante tenía una copa de vino, al verme a los ojos dejó caer su copa, parecía que estaba mucho más asombrado que los demás, no me esperaban .

—¡Papá cuidado!— Tatsunari se hizo aún lado, para no lastimarse por los pequeños fragmentos de cristal, aunque con la ropa que tenía puesta era imposible

—¡¿Kei-kun que pasa?!— una mujer de cabello rubio se acercó a él, y lo recibo al lado de ella un niño con el mismo tono de cabello

Cerré los ojos dejando caer unas lágrimas, apreté mi mandíbula, no podía creer lo que veía

— Hitoka— le susurro Kei, la mujer al verme se tapó la boca

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