⋙════ CAPÍTULO 4 ════ ⋘

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Colgado contra la pared, permanecía. Sus extremidades se sujetaban a cuatro cadenas. Tenía el cuerpo demacrado, el rostro irreconocible, pero sin duda era él, mi hermano David.

El olor a putrefacción, invadía mis fosas nasales, la pequeña habitación donde me encontraba, tenía un aspecto deteriorado, con manchas de suciedad y otras que no supe reconocer. Un veladora en la esquina de la izquierda, y unas cuantas cajas de madera al otro extremo, adornaban el lugar, alumbrado por una pequeña ventana que daba al exterior. En ese instante, mi mente inicio una regresión por todos mis recuerdos junto a él, y con cada paso que realizaba, mis ojos no podían parar de llorar. Fue el día mas infeliz de mi vida. Nada importaba ya, solo él.

―¡David! ―exclamé entre lágrimas y quejidos. ―¡David! ―volvía a exclamar, pero no decía nada, se mantenía callado. Parecía medio muerto, apenas y podía levantar la mirada.

―¿Pero que te han hecho? ―Le pregunté, apartando los mechones crecidos y disparejos que caían por su rostro. Sus ojos miraban sin dirección, apartados de la realidad. Ya no eran esos mismos ojos verdes, de los que constantemente presumía.

En la superficie de su cara, se relataba con claridad, las horribles penurias que tuvo que pasar. Cada fisura parecía contar a gritos y con desesperación, el cruel destino del que estaba formado parte.

Acaricié su rostro por algunos segundos, bordeando cada herida para no causar ningún dolor, aferrándome aún a esa imagen de cuando jugábamos juntos, abrazándome a esa sonrisa tierna y pura que un día tuvo.

Lo miré de pies a cabeza, inspeccionándolo completamente. Su deshidratada piel, mostraban signos de no haber sido limpiado nunca. Manchas de lodo seco y fresco, de excremento y compuestos no reconocibles, se hacían notar a simple vista. La poca ropa con la que contaba, presentaba marcas de roturas y la tela apenas tenía color.

―David ―pronuncié con voz tenue. ―Te amo, hermanito ―agregué, entre lágrimas.

―¡Soy yo! Lili ―exclamé. ―¿Me recuerdas?

Mi garganta ya quería gritar de dolor, a pulmón abierto y sin restricción. Trataba de que al menos me reconociera, pero al sentir el sonido de pisadas acercándose, su actitud cambio. Comenzó a alterarse y a sentir miedo, movía su pequeño cuerpo de un lugar a otro, tratando de escapar.

―¿Qué pasa David? ―le pregunté asustada, sujetándolo para que no se hiciera daño. ―Tranquilo.

―Lili, viene papá ―escuché de pronto, suave y apagado.

―¿David?

―Lili, viene papá ―volví a escuchar.

―¿Me escuchas, David?

―Lili, viene papá ―dijo nuevamente, repitiendo una y otra vez.

Cada vez se escuchaban más cercanos, retumbando las paredes con su voz. Mis músculos se tensaban más a medida que pasaba el tiempo y aquel montón de cajas se convirtió en mi cama por el resto de la noche.

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☪Este capitulo se hizo cortito, pero lleva una carga emocional muy grande. Espero que lo disfruten. Miles de gracias a TODAS LAS PERSONAS que se toman y tomaron el tiempo de leerme

Ayúdame con un VOTO y un valioso COMENTARIO.

GRACIAS

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