[CAPÍTULO 11: "SOY CHAT NOIR ¿Y TÚ?"]

35 7 0
                                    


/Marinette/

Regreso a la residencia luego de volver a llamar a mi madre, le he enviado el dinero suficiente y he arreglado mi motocicleta. La herida en mi abdomen prácticamente es inexistente gracias a los tratamientos de León, así que estoy mega entusiasmada por ir a trabajar mañana.
Por otro lado estoy preocupada, no me va muy bien en los estudios, he perdido varios turnos nocturnos y no he hecho mis pasantías aún. Conseguir un lugar donde me acepten es complicado, aunque Yuleka me dijo que podría llamarle a su hermano para que me recomendara con el jefe del departamento de diseño gráfico.
Quiero ser una gran diseñadora de modas, pero por ahora debo ir haciendo mis pequeños pasos para el futuro. Quizás más adelante deje este tedioso trabajo y vuelve a ser la simple chica de hace más de seis años.
Quiero tener una familia, dos hijos, con un hámster o más, quiero eso. Tener a mis padres conmigo, en París…pero mis sueños siempre son solo eso. No tenemos ninguna pista del principal cabecilla de los villano, aunque nos enfrentemos a muchos todos los días, jamás damos con la mente maestra.
Cansada de tatno pensar, me desvisto y me voy a la ducha, tengo una llamada de Tikki y un mensaje que me dice si es que quiero el equipo de exoesqueleto en mi traje. Decido responderle luego de tomar el baño.
El agua fría es relajante, demasiado, siento que me limpia por completo, luego de haber perdido la virginidad con Adrien me siento más sucia, como impura, aunque no negaré que me siento bien, como si me hubieran abierto las ventanas de mi mente cerrada…
Algo se escucha, un ruido ligero, como si hubieran abierto las ventanas de mi balcón.
Cierro el caño de la ducha y salgo silenciosamente, rodeo mi cuerpo desnudo con una toalla y saco la pistola debajo de mi lavadero de mano.
Oigo pisada.
Cojo el pomo de la puerta y la abro lentamente. Me asomo, no veo nada, llevo el arma tras mi espalda y salgo en puntillas.

—¿Quién anda ahí?—pregunto sin revelar mi arma, no puedo exponer que poseo una sin cerciorarme si es enemigo o no

Nadie responde, me acerco más…

—Hola princesa—dice una voz que reconozco muy bien

Chat Noir aparece saliendo de su escondite tras mi balcón. Nos miramos, me apresuro a correr al baño, cierro la puerta, guardo el arma, me aseguro que no sea visible y nuevamente salgo.

—No sabía que estabas duchándote, perdón

—¿Qué quieres? —pregunto enojada, podría haberle disparado si no hablaba antes

—Tengo asuntos contigo

—¿Cuáles?—pregunto irónica

Me acerco a mi cama, por dónde esta él, y saco de mi cajonera de abajo unos pantalones holgados y la camiseta de Adrien, que uso siempre como pijama. Chat Noir mira la prenda que acabo de sacar y puedo notar en su mirada… ¿Tristeza?

—Iré a vestirme, y cuando salga no quiero verte aquí, o llamo a la policía—le advierto molesta, realmente no me incomoda, pero debo actuar como reaccionaria una chica normal en esta situación

Entro nuevamente al baño, cierro con pestillo y me visto, me pongo unas bragas de algodón, mi pantalón y la camiseta de Adrien sin ponerme sujetador debajo, me siento algo avergonzada que mis pezones toquen la tela de la prende que ha usado, pero esta camiseta es mi favorita, me trae recuerdos. Además es la única que me libra de las pesadillas que siempre tengo en la noche.
Cuando salgo veo a Chat Noir sentado en mi cama, bien cómodo. Lo miro furiosa pero no me importa, saco el cepillo de cabello de mi mesita de noche y me siento al lado de él.

—Si no te vas a ir…—le entrego el cepillo—. Sé útil

El enarca una ceja sin entender

—Peina mi cabello

—Ya lo sabía—se esmera en decir con una sonrisa

Creo que León es el único que le sale sonreír con naturalidad aunque lo esté fingiendo…
Me sobresalto, no había notado cuando Chat Noir se posicionó detrás de mí, yo en medio de sus piernas, mi trasero casi siente su…
Mierda.
Por suerte el rubio me peina rápido y se separa de mí, se pone una almohada en medio de su entrepierna y mira a otro lado, sus mejillas están sonrojadas.
Me rio con muchas ganas y él me mira extraño.

—Gracias por haberme peinado

—De nada, tienes un cabello muy bonito

Medio me hago la avergonzada, ¿Qué chica no se sentiría vanidosa si un hombre le dice que algo en ella es bonito?

—Bueno, qué asuntos tienes conmigo—voy directo al tema

—Bueno, no me dijiste tu nombre

Ruedo los ojos ¿En serio?

—¿Entraste ilegalmente a mi habitación solo porque no te dije mi nombre?

—Estaba vagando por las calles cuando te vi en el balcón

—Mentiroso—le señalo—. En ningún momento me asomé al balcón

En realidad nunca estoy ahí, mi balcón está demasiado polvoriento, tiene cajas de mudanza que no quise votar y masetas de plantas muertas.

—Te vi entrar en esta residencia

Le creo, porque sé que a él le han encargado la tarea de vigilarme tras el incidente en el bar ese día.

—Dime princesa…

—No me digas así, detesto los apodos

Y es cierto, los detesto, no me gustan además si alguien te llama “princesa” en público es vergonzoso y podría una persona mas confundirse.

—Pues que pena, a mí me encanta poner apodos—dice haciendo énfasis en la palabra encanta—. Bonita camiseta ¿Algo masculina no crees?

Me sonrojo al límite, lo menos que quería es que me preguntara por la camiseta, no sé qué responder.

—Me la dio alguien—aparto la mirada agradeciendo que no me di el tiempo de encender las luces, solo la de la luna nos ilumina filtrándose por mi ventana—. ¿Por qué te estoy respondiendo?

Él ríe y yo me aparto de su lado para ponerme al frente.

—¿Ese alguien es importante?

¿Adrien importante? No lo negaré, lo era en su debido momento, creo que siempre tendré ese presentimiento de que perdí algo cando él y yo decidimos no hablarnos por la incomodidad que surgiría entre nosotros.
Me río recordando como confundí a Chat Noir con Adrien, de espaldas son idénticos…
Suelto un suspiro largo y volteo a ver al intruso de habitaciones ajenas para darme con la sorpresa de su cara cerca a la mía, no retrocedo como usualmente haría, sino que le acaricio el rostro.
Si, son idénticos…

—¿Qué sucede?—me pregunta mirando mis labios

—Es que te pareces a él, a quien me dio la camiseta—me humedezco los labios y me separo de él, claramente un beso pudo haber sucedido en ese momento…

—Vuelvo a repetir la pregunta princesa, ¿Es importante?

—Sabes, no nos conocemos ¿Por qué estamos conversando?

Sonreímos.

—Soy Chat Noir ¿Y tú?

—Marinette, solo eso—le sonrío

—¿Ahora si me responderás mi pregunta? asiento

—El chico que me dio la camiseta no es importante, no ahora, pero antes si lo fue. Cuando estaba locamente enamorada de él

—¿Y qué pasó para que ya no lo ames?

—Cosas que suceden siempre, ya sabes, te das cuenta de que no serás correspondido y decides pasar la página, ahora siento poder conseguir a alguien que me corresponda de igual manera los sentimientos

Me quedo pensando ¿Ese alguien será León?

♡♡♡♡

YO DEBI ESTAR CONTIGO BAJO EL PARAGUASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora