A Escondidas IV

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Parte 4 del fanfic con los protagonistas, ya sólo queda una más. <3

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Ambos se encontraban en el pasillo de aquel hotel, la noche afuera era fría y congelaba hasta los huesos. Él la abrazaba para brindarle todo su calor, era lo menos que podía hacer.

—Buenas noches, Matsuri —dijo Gaara, aun manteniéndola abrazada—. Y no te vayas a tratar de escapar de nuevo —le advirtió en tono de regaño.

—Nunca más —susurró ella, riendo suavemente. Ahora ya no estaba tan asustada, porque él estaba dispuesto a luchar por su amor, así que ella no podía hacer menos que eso. También debía pelear con todas sus fuerzas, por ella y por su hijo. Con ese pensamiento, se aferró más al cuerpo de su amado—. No quiero alejarme de ti, Gaara.

—Perfecto, entonces duerme conmigo —dijo él y al oír sus palabras, Matsuri se sonrojó levemente. Desde que se habían alejado, ella no había pensado en volver a estar con ningún otro hombre y oír eso ahora le daba cierta vergüenza. Gaara sonrió ante su reacción; Matsuri se avergonzaba por todo—. Tranquila, no vamos a hacer nada, solo dormir... a menos que tú quieras hacer otra cosa.

—Dormir está bien —respondió la chica, bajando rápidamente la mirada. Gaara a veces no entendía cómo Matsuri podía seguir siendo tan tímida con él, conocía ya cada rincón de su cuerpo y, aun así, se comportaba como si fuera la primera vez que estaban juntos. Aunque eso le gustaba de ella, la hacía una persona muy tierna y si bien, a Gaara le costaba admitirlo, le provocaba una extraña sensación agradable en su pecho. Estaba seguro de que la amaba como nunca pensó que iba a amar a alguien, por eso no quería perderla, no esta vez.

Matsuri siguió a Gaara hasta su cuarto y ambos se recostaron sobre la cama, bajo las sábanas, aún con toda su ropa puesta, pues hacía un frío impresionante, estaba más helada que las noches de Suna.

—Gaara... —le llamó Matsuri, mirándolo a los ojos mientras se acurrucaba entre los brazos de su amado—. Ojalá pudiéramos estar siempre así...

—Te prometo que así será —dijo Gaara, antes de besarla dulcemente. No quería separar sus labios de los de ella, besarla y hacerla suya era lo que más disfrutaba en la vida.

Después de un rato, la castaña se quedó dormida, mientras que Gaara la abrazaba.

—Matsuri... —susurró, acariciando suavemente el cabello largo de su amada—. Te juro que nadie nos va a separar, nuestro hijo estará con sus padres, no me importa dejar de ser Kazekage —Matsuri seguía dormida, pero balbuceaba algunas cosas entre sueños, haciendo que Gaara sonriera con esto.

—Te amo... Gaara...

Después de eso, el Kazekage de Suna se abrazó a ella más fuerte, durmiéndose a su lado. Esta iba a ser la primera vez que dormirían juntos la noche completa, ya que siempre él debía irse antes de que el sol apareciera, pero esta vez, se quedaría a su lado hasta que amaneciera.

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Al día siguiente, Matsuri abrió sus ojos con pereza. Aún tenía sueño, pero hoy era un día muy importante, comenzaban las pruebas finales del examen chûnin. Al sentarse en la cama, pudo ver a Gaara dormido a su lado. Era la primera vez que se despertaba a su lado y se sentía tan feliz por eso. Su corazón rebosaba de alegría al poder apreciar el rostro de su amado mientras éste descansaba.

—Gaara... —le susurró al oído para despertarlo—. Gaara, despierta.

—Matsuri... —balbuceó el pelirrojo entre sueños. La castaña sonrió y se acercó nuevamente a su oído para tratar de despertarlo.

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