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Sasha y Clark llegaron a República Dominicana dónde ya les estaban esperando los hombres de Carlos Villafaña. Subieron a un Jeep negro sin matrícula y conducieron por unas calles solitarias y oscuras, hasta llegar a una mansión lujosa entre los arbustos de aquel lugar.

Sasha y Clark bajaron del Jeep siguiendo los pasos de aquellos hombres desconocidos que los conducían hasta el despacho de Villafaña.

-:-Señor, ya están aquí.

Villafaña: Hazlos pasar.

Sasha y Clark entraron al despacho de Villafaña a paso lento pero seguro.

Villafaña: Estoy muy contento de poder conocerlos en persona. Carlos Villafaña para servirles.

Sasha: Mucho gusto, Sasha Wilmork, y Clark Blossom, mi mano derecha después de mí hermano.

Villafaña: mucho gusto. Es un placer.
Y bien, empecemos con esto.

Se enserraron en el despacho por hora y media, hablaron de sus tantos negocios y de cómo ambos querían repartir sus ganancias. Además de las precauciones que debían tomar en cada entrega y los socios que estarían incluidos en muchas de esas entregas.

Villafaña: Muy bien, ya todo está dicho. Desde hoy, somos socios.

Se dieron un apretón de mano y tomaron vino para brindar el cierre de su alianza.

Villafaña: ¿Alguien sabe quién eres? Me refiero a los policías y eso.

Sasha: No. Hace poco alguien me delató a la policía, alguien en quien no debí confíar, pero solo verbalmente, no mostró fotos mías ni nada que me identificara.

Villafaña: ¿Y qué hiciste con ese alguien?

Sasha: lo maté. Y problema resuelto, siempre hay un modo más fácil para quitar los problemas del camino, éste es mi modo más fácil. Matarlos.

Villafaña: eso me gusta. Cómo ya me dijiste que nadie te reconoce eso quiere decir que podemos salir a la ciudad, mostrarte todo por aquí.

Sasha: Por lo visto a ti tampoco te conocen.

Villafaña: pues no, solo hablan de mí, de lo que hago, y todo lo demás. Pero nunca nadie me ha visto la cara. (Del modo en que en realidad soy) ya que si han podido verme, y de muy buena manera.

Clark: Puntos a nuestro favor.

Sasha: así es.

Villafaña: vamos chicos, hoy cenaremos en un restaurante que conozco. Muy bueno por cierto. Luego de eso, podemos ir a una fiesta.

Sasha: voy a ser sincero contigo, lo último que dijiste me llamó más a la atención.

Villafaña: me esperaba eso.

Villafaña era considerado un hombre de los más millonarios del país, conocido por su gran generosidad, y decencia. Esa era la fachada que le vendía a todos.

Subieron al Jeep que antes los había traído, junto con Villafaña. Además de ellos, delante iba una camioneta grande color negro, y detrás un carro del mismo color; eran los demás hombres de Villafaña.

Llegaron a un restaurante, y enseguida llamaron al servicio de meseras a que les atendiera.

Drogas y Sexo Mi ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora