5

465 16 2
                                    

Se despertó sobresaltada, incorporándose en la cama con el corazón latiéndole tan rápido que podría estallar. Echó un vistazo a su alrededor y se tranquilizó escuchando la respiración y los ronquidos de sus compañeros. Todo había sido una pesadilla. Se secó el sudor helado que perlaba su cara. Se levantó y fue a buscar algo de beber. Tenía la boca seca después del miedo que había pasado. Ya era la tercera vez en un mes que le sucedía aquello. Tuvo la sensación de que alguien la seguía, miró hacia atrás pero no había nada, eran imaginaciones suyas. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

Cerró la puerta con sigilo y cuando estaba en la cocina, se dio cuenta de que sonaba algo. Era el rasgueo de una guitarra. Miró el reloj que colgaba en la pared y frunció el ceño. ¿Quién estaría despierto a aquella hora? No tardó en conocer de dónde provenía esa melodía. Se dirigió con paso firme hacia la terraza y entró. Allí estaba sentado tocando la guitarra.

— ¿Molesto? —preguntó tímidamente mientras se acomodaba algunos rizos salvajes tras su oreja.

— No, claro que no. Siéntate —dejó la guitarra a un lado —. ¿Estás bien? Tienes la cara blanca.

— Estoy bien, solo tuve una pesadilla horrorosa y necesitaba tomar algo.

— ¿Qué soñaste?

— Pfff, no te rías con lo que te vaya a contar, ¿eh?

— No mujer, yo nunca —le dedicó una cálida sonrisa mientras le acariciaba la rodilla. Ella inspiró hondo antes de contarle lo sucedido.

— Verás... he soñado que un tipo me perseguía, con una sonrisa diabólica y siniestra, —otro escalofrío la recorrió— y un cuchillo en la mano. Venía a matarme. No sé muy bien los rasgos, pero sé que es un tío, siempre con el cuchillo bien visible y esa sonrisa. Lo peor es que ese tío se ha aparecido en mis sueños dos veces más este mes. Me inquieta un poco, ¿sabes? Es muy desagradable recordar solamente esos sueños, y más que se repitan al cabo de un tiempo. Lo único que cambian son los malditos escenarios, donde me tengo que esconder presa del terror. Me da mucho mal rollo.

— Joder, Anne. Cualquiera estaría atacado si sueña eso.

Ella asintió mientras se echaba la manta del sillón sobre su cuerpo. Tenía mucho frío de repente.

— ¿Y tú qué? ¿No duermes?

— No podía pegar ojo. Por la noche me desvelo muchísimo y se me ocurren miles de ideas sobre las que escribir. Por eso me vine aquí, para aprovechar el tiempo y componer —señaló la libreta que descansaba en la mesita y la guitarra. La chica sonrió y le miró a los ojos.

— ¿Escribiste algo nuevo?

Él asintió con una sonrisa amplia. Le mostró el cuaderno donde corrían ríos de tinta en forma de palabras. Ella leyó con atención las primeras líneas y luego paró, devolviéndoselo.

— Cántamelo mejor. Quiero ver cómo se unen letra, voz, sentimiento y guitarra. Así podré disfrutar del espectáculo.

No se hizo de rogar. Cogió su guitarra, dejó sus notas abiertas en la mesa y comenzó a cantar su nuevo tema. Anne cerró los ojos y lo escuchó embelesada, concentrándose en el mensaje y en lo que aquello le transmitía. Cuando volvió el silencio, abrió los ojos y le miró.

— ¿Qué te parece? —se le veía nervioso.

— Qué te voy a decir a ti... si eres todo un artistazo. Me ha encantado, es preciosa. Te admiro muchísimo, de verdad. Eres un letrista increíble y todo lo que pasa por tus manos lo conviertes en oro. Primero Qué sabrá Neruda, luego este temazo, aquel, ese otro... ¡¡Eres una impresora de canciones!! 

Se levantó, recolocándose la manta para que la abrigara, y le dio un abrazo, que él correspondió. Le regaló un beso en la cabeza mientras volvían a separarse.

— ¿En serio te ha gustado?

— Claro. Si no te lo diría.

— Algún día tenemos que hacer colaboración tú y yo. Creo que puede salir algo muy bonito.

— ¿Lo prometes?

Ella le enseñó el dedo meñique y él lo enlazó con el suyo. Parecían dos críos haciendo un juramento irrompible. Se quedaron allí charlando hasta tarde, compartiendo gustos, opiniones, experiencias y sueños. Su amistad iba creciendo y fortaleciéndose a cada segundo. Esperaban que durara para toda la vida.

— Qué afortunada soy de tenerte como amigo, Javyri.

-----

Me encantan los dos, su amistad y sus canciones. No me pude resistir a dedicarles una historia ❤️

Eternos - OT2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora