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 Domingo, 21 de diciembre.

En ese momento estaba terminando de arreglar mi habitación, antes de que mi madre entrara y la viera patas arriba, una de las cosas que mi madre mas le molesta es el desorden, y bueno a mi en cierto modo también, pero no hasta los estándares de esa querida y adorada señora  a la que la vida insistió que llamara " madre".

Me fui a lavar los dientes, me hice una cola de caballo, tome mi celular y baje a desayunar.

En la cocina estaban mi dos tías y mi madre terminando de preparar el desayuno, entre  a la cocina y las salude, fui al comedor y allí estaban mi hermano y mi primo sentados, viendo sus celulares.

- Buenos días. - los salude e intente tener la mejor actitud.

- Buenos días, niña fresa,  tienes muchas  ojeras, a que hora te dormiste, ummm?

- Mas temprano que tu, eso es seguro.

- Y como lo sabes, acaso dormiste conmigo?

Lo mire con los ojos entre cerrados, quería gritarle y abofetearlo, pero sabia que solo iba a ser para problemas y en esa momento no no pretendía aceptar ninguno. Así que solo me limite a decir:

- Ni en tus mejores sueños, tendrías la dicha de dormir con una mujer de un calibre como el mio.

La verdad sonó mejor a como lo estaba pensando. Pero como no todo son finales felices.

- He dormido con mujeres mas buenas que tú.

En ese momento me quede con la boca abierta no sabia ni que decirle, aunque había aceptado que era linda, un punto a mi favor, pero volviendo al punto eso no le quita lo insultante que fue su comentario. 

Mi hermano, sabia que no me iba a defender, créanme defiende mas al gato de la vecina que a mi, bueno, a no ser que sean ocaciones en los que realmente me estaba pasando algo malo.

Así que solo le dije:

-  Dudo mucho que esas mujeres te lleguen a querer en serio, en cambio a mi, un hombre si me va a querer y a amarme de verdad.  

Y si, dije eso, me sentí bien decirlo por primera vez, y su cara fue como de comedia. Después de eso no hizo ningún comentario y se lo agradecí, pero por dentro de mi sabia que le había llegado hasta el puto ego.

Mi madre y mis tías llegaron con el desayuno, y el resto de la familia se sentó en el comedor, fue un desayuno tranquilo.

Después de eso fui a mi habitación, me bañe, me arregle, este día, opte por un falda negra un poco mas arriba de las rodillas y una blusa de color rosa  sin mangas y unos convers blancos, trate de domar mi cabello y logre hacer una trenza de 4, me maquille un poco y salí de la habitación, era fin de semana, pero en mi familia nunca se sabe lo que pueda pasar, así que siempre debíamos estar al menos presentables para cualquier tipo de ocasión.

Baje las escaleras, Daniel y Camilo estaban en el patio delantero de la casa, mis padres y mis tíos estaban en la calle presentando a los vecinos. 

- Casi que no llegas Fernanda, llevamos como una hora esperándote- me dijo mi hermano. Yo solo le saque la lengua,  y el hizo lo mismo.

-Son un par de niños- dijo Daniel. Camilo así no te va a ayudar con el favor que le vas a pedir, háblale  bien y coopera.

-A que se están refiriendo?. Que le voy a ayudar a que?

- Es algo sencillo, dudo que te cueste hacerlo.

-Suéltalo ya, Cami.

- Le digo yo o le dices tu- Dijo mi hermano mirando a Camilo

- Yo no perderé mi dignidad ni orgullo pidiéndole un favor a ella después de tratarme tan mal, así que le dices tu.

-Escupelo, Daniel.

- Esta bien, Camilo necesita que lo ayudas a enamorar  a una mujer, pero no es para alguna cita conyugal si es lo que estas pensando, él la quiere para una relación en serio.

NOOO PUEDE SERRR.

NOOO PUEDE SERRRR

Lo que no tenia que pasarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora