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Pov Makoto Naegi.

Todos hablaban entre sí, incluso Fukawa había podido integrarse, pero yo seguía igual. No sentía ganas de hablar, ni de escuchar a nadie, era como si me hubiera apagado por un momento hasta que los chasquidos frente a mí me trajeron de nuevo a la realidad.

—¿Estás bien, Naegichi? Te quedaste mirando a la nada.

—¿Eh? Sí, sí, sólo estaba pensando.

—Estamos pensando en comer juntos todos los días, ¿te apuntas?

—Sí, sería genial.

—¿Estás seguro que estás bien? Luces algo desconectado, puedo acompañarte a la enfermería, dicen que la enfermera es linda —dijo mirándome con una sonrisa, a lo cual yo reí nerviosamente.

—No, gracias. Voy a caminar un rato —espeté levantándome, despidiéndome de todos.

¿A dónde estaba yendo? ¿Por qué me había ido? No entendía el porqué de lo que estaba haciendo, solamente caminaba sin rumbo esperando encontrarme algo, hasta que choqué con alguien y caí.

—Perdón, no me fijé por donde iba.

—No hay problema —dijo el peliblanco con una sonrisa reconfortante, extendiendo su mano la cual acepte—. Qué suerte encontrarme con un kouhai ahora.

A pesar de su suave voz y su sonrisa, sentí un escalofrió recorrer toda mi espalda estando frente a él, tenía algo que me hacía sentir incómodo. No era el típico miedo antes de una pelea o los nervios de conocer a alguien nuevo, era diferente, extraño, asfixiante.

—Soy Nagito Komaeda el Suertudo Definitivo de la clase setenta y siete, tú también eres un suertudo, ¿verdad?

—¿Cómo es que? —pregunté mientras sentía como mis manos empezaban a sudar, quería terminar esta conversación lo antes posible e irme

—Lo adiviné fue pura coincidencia, te dejo, parece que llevas prisa —dijo, para acto seguido seguir su camino

Caminé con paso apresurado, no sé ni siquiera a donde estaba yendo, pero quería alejarme lo más posible de ese tipo. Cuando me di cuenta estaba en la parte trasera de la escuela. ¿Cuándo fue que salí del edificio? Aquella pregunta no importó, ya que me olvidé de eso en cuanto la vi. Una chica de cabello lila estaba discutiendo con un adulto, no me costó reconocerlo, era el director de la escuela.

La discusión parecía algo acalorada por parte de ambos, aunque trataban de no gritar pude escuchar alguna que otra palabra mientras estaba a lo lejos, lo más entendible que escuché fue una pregunta que le hizo el director "Si no viniste a verme, entonces, ¿por qué estás aquí?" después de eso podía ver sus labios moverse, pero no escuché nada más.

La campana que anunciaba el fin del receso sonó, pero ellos seguían hablando. No supe qué hacer, así que actué lo más natural posible y la llamé.

—¡Kirigiri! —grité su apellido mientras me acercaba sacudiendo el brazo como saludo. Ambos me miraron sin saber cómo reaccionar

—Naegi, ¿escuchaste algo? —me preguntó el director

—¿Escuchar qué? Recién llegué —mentí, por su cara parecía haberme creído, pero Kirigiri era difícil de leer— ¿Están ocupados o...?

—No, no, es mejor que vayan a sus salones ahora.

—Pensaba lo mismo, vamos, Kirigiri.

Empecé a caminar al lado de Kirigiri hacia dentro de la escuela, cuando se aseguró que el director no estaba cerca habló.

Yo la Protegeré (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora