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Pov Makoto Naegi.

Las semanas pasaron mientras yo gastaba mi tiempo con Maizono y los demás, aunque eran escasos los momentos que estaba con Kirigiri, trataba que ambos lo pasáramos bien. Eventualmente mis sentimientos por Maizono fueron volviendo, pero no iba a arruinar nuestra amistad confesándome, prefiero esperar un poco más.

Los rayos a través de mi ventana me cegaron mientras trataba de volver a dormir.

—Demonios... —maldije mientras me levantaba.

Nuestros cuartos eran simples; un dormitorio, un baño y una cocina comedor. Hice lo que hago todos los días me bañé, cambié, tendí la cama, me lavé los dientes y me preparé un café. Que suerte que en esta escuela vendan cosas tan mundanas como café.

Hoy era sábado y no tenía clases afortunadamente, salí de la habitación que se había vuelto mi "apartamento personal" y caminé hacia la salida de los terrenos de la escuela.

Kibougamine se dividía tenía dos tipos de estudiantes; los que éramos del curso principal, es decir, mis compañeros y yo. Y estaban los del curso de reserva, los cuales debían pagar para estar en "Kibougamine". Las diferencias eran claras entre todos, ellos eran "personas comunes sin talento" o así los llamaban y no podían ingresar a "la verdadera Kibougamine", ya que el edificio estaba custodiado para que nadie aparte de profesores, Definitivos y personas autorizadas entrasen.

Admito que no consideraba muy justo esto, ya que nosotros podíamos salir y entrar al edificio del curso de reserva cuando nos daba la gana. Por mi parte, yo no me acercaba a nadie del curso de reservaba porque siempre sentí una hostilidad de parte de ellos. Lo único que separa nuestros edificios es un jardín, pero los terrenos de la escuela son tan grandes que pocas veces llegué a cruzar mirada con alguno, ya que creo que todos vuelven a sus casas después de las clases, ni siquiera tienen residencia dentro de la escuela.

Me apoyé afuera de los muros de ladrillo y esperé, diez, veinte, treinta minutos hasta que por fin apareció a la distancia corriendo hacia mí, ¿cuánto tiempo pensaba hacerme esperar?

—Perdón —hizo una reverencia mientras tomaba un poco de aire.

—No pasa nada, me tenías preocupado pensé que te había pasado algo, Komaru

Ella solamente se abalanzó sobre mí y me dio un abrazo.

—¡Cuánto tiempo! ¡Mamá me pidió que te diera esto! —declaró para entregarme un sobre blanco, el cual guardé dentro del bolsillo de mi chaqueta, seguramente era el dinero para este mes.

—Gracias, vamos —dije mientras caminaba hacia dentro del terreno, ella solamente se quedó en la entrada.

—Makoto, yo no puedo...

—Pedí un permiso puedes entrar mientras tengas esto en tu cuello —sonreí mientras le lanzaba un colgante con una identificación, ella la atrapó y felizmente vino a mi lado.

—¿Cómo se siente?

—¿Hm?

—¿Cómo se siente venir a esta escuela?

—Extraño, pero me divierto.

—¿Cómo son tus compañeros?

—Son algo... peculiares.

—¿Pero te llevas bien con ellos?

—Sí.

La conversación siguió normal hasta llegar a la plaza central, donde nos sentamos en la misma fuente que me senté con Kirigiri hace unas semanas.

—¿Y cómo vas en la escuela?

—Bien —dijo mientras apoyaba su cabeza en mi regazo.

—¿Qué estás haciendo?

Yo la Protegeré (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora