Red caoba

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Luego de quedar en la habitación del hotel completamente solo, no pudo evitar llorar de impotencia y rabia.

Se había jurado que nunca lo volvería a hacer, luego de vivir una infancia dura rodeado de gente cruel, habiendo endurecido su corazón, pero lo que había ocurrido, jamás había pasado por su mente.

Descargó su ira golpeando en varias oportunidades la almohada, con un grito ahogado y desgarrador.

Había luchado mucho por el amor de XiChen para que viniera ese idiota y se lo arrebatara de la noche a la mañana.

Rió con melancolía. No se le había pasado por la mente que alguien como Jiang Cheng pudiera llamar la atención de XiChen. Mientras más lo pensaba más en coraje le daba.

-No pienses que se va a quedar así. Me las vas a pagar...Vas a sufrir aun mas que yo.

Grabó el rencor contra Jiang Cheng en su corazón.

Al día siguiente se presentó en la empresa de su padre muy temprano por la mañana. 

-Hijo-el hombre le extendió los brazos para recibirlo como a alguien que no veía hace mucho.

-Nos vimos ayer señor Jin.

-¿Como es eso de señor Jin? Llámame padre muchacho. Yo estoy orgulloso de ser tu padre.

Los ojos de MengYao brillaron-Pero yo no tengo su apellido...

-Podemos arreglarlo mañana mismo-lo invitó a sentarse en el sofá-También quería arreglar tu contrato. Quiero que desde mañana seas el gerente de la compañía.

-Disculpe que pregunte de manera tan repentina, pero todo esto ¿a que se debe?

-El proyecto que me habías enviado, se lo presenté a nuestros posibles clientes y les pareció increíble. Así que ganamos el contrato gracias a ti hijo mio.-rió de manera exagerada-Ya no puedo dejarte ir.

MengYao sonrió ampliamente con satisfacción. Luego de la pequeña tormenta que había tenido la noche anterior, al fin podía ver verdaderos frutos de, aunque era un puesto mas bajo del que quería, aún así sabía que lograría ser el dueño de la compañía. 

El hombre se lo debía. Mientras lo miraba reír, aceptó la copa que le ofrecía su padre, recordando lo que le había echo vivir cuando era un niño.

Su madre estaba muy enferma al punto de perder la conciencia cada cierto punto, a pesar de que sus dos únicas amigas la ayudaban, no podían estar junto a ella todo el día para darle los cuidados que necesitaba. MengYao sabía que tenía un padre de dinero y aunque su madre le había dicho que su padre no era un buen hombre, creyó que no sería tan cruel como no ayudar a su hijo. Fue hasta la dirección que había conseguido, preguntando por su padre en el recibidor y las mujeres que estaban allí se rieron de él, un pequeño niño de diez años vestido con harapos buscando al dueño de la compañía asegurando que era su hijo. Al final por la insistencia de MengYao hicieron que los guardias lo echaran fuera del edificio. Estaba lloviendo fuertemente, el viento corría tan frío que calaba los huesos, pero aún así, se ocultó tras unos arbustos esperando.

No recuerda cuanto esperó, pero sus piernas y brazos estaban entumecidos. Alzó su mirada y vio llegar un auto de lujo, tuvo la idea de que ese sería el auto de su padre, entonces sigilosamente se acercó, hasta que desde el edificio salió un hombre con un traje impecable, seguido por un guardia con un paraguas. Rápidamente se acercó hasta interceptarlo.

-Niño salte del camino-le miró con desprecio

-Padre...usted es mi padre tiene que ayudarme mi madre está muy enferma...

El Final del Hilo Rojo [XiCheng] 💙💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora