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Tras reencontrarse con su mejor amigo, Argentina empieza a recordar a sus amores de secundaria "Rusia Y Canadá"
Dos historias con el mismo protagonista, dos relaciones desconocidas ante los ojos de los demás.
¿Es Argentina el culpable...
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──¡Detengan el elevador por favor!──gritó el argentino mientras corría, estaba llegando tarde y apenas era su segundo día de trabajo.──Mierda.──ninguna persona fue capaz de mantener la puerta abierta.
La puerta del elevador se cerró en su cara, ahora tenía que usar las escaleras. En su camino por las mismas se tropezó varias veces, estaba bastante apurado, pero aun así estaba pensando en que excusa ponerle al peruano.──"Perú, hoy estás másradiante que el sol,lamento la tardanza".──pensó sintiendo que el piropo no era necesario.──"Lo lamento Perú,llegue tarde porque me perdí en tus hermosos ojos".──no serviría para nada. Talvez decir la verdad sería lo mejor.──"Llegue tarde porque me levanté a las 08:15 y el único taxista que me trae estaba ocupado así que tuve que venir caminando".──la verdad era mejor que cualquier excusa.
Llegó al tercer piso y ahí notó que Perú se encontraba hablando con una mujer, cuando terminaron de hablar, el argentino decidió ir con él.
Se acercó lentamente por atrás para que Perú no lo viera y cuando estuvo lo suficientemente cerca lo abrazó por la espalda, causando que este pegase un pequeño salto por el susto.
──Lamento llegar tarde palomita.──soltó al peruano para que esté se diera la vuelta.──Me dormí y el único taxista que conozco en la ciudad estaba ocupado así que tuve que venir caminando. Pude tomar otro, pero él es especial, ya que ninguno pasa por mi calle.──.
──No pasa nada, de hecho yo también llegue tarde, treinta minutos tarde en realidad.──Perú empezó a caminar seguido por el argentino.──Tú solo llegaste diez minutos tarde, ocho cincuenta no es tan malo a mi parecer.──.
──Que bueno, pero igual lo lamento.──se disculpó nuevamente para luego hablarle sobre una de sus dudas.──¿Sabés cuándo vuelve el jefe?──preguntó mientras seguía al peruano por los pasillos del edificio.
──Anunció que la semana que viene.──se dio la vuelta para mirar al contrario y acortó su distancia con él asustándolo.──¿Trajiste las carpetas?──preguntó para luego posar su mano en la mejilla de Argentina.
Acarició la mejilla del argentino con su pulgar, causando que esté se pusiera nervioso.
──Sí, toma.──abrió su portafolios y entregó las carpetas.──Faltan dos, las termino hoy y te las entrego sin falta.──.
