Capítulo 26: Simulacro de Zoey y Isaac.

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Povs princesa Olivia

―Esto no está para nada bueno ―me quejé mientras me sentaba hecha una bolita.― Es muy aburrido.

Isaac me levantó― Mantente en guardia. Nunca nos dijeron que esto iba a ser divertido. Hay que estar siempre preparados para todo. Recuerda que puede que vengan de la nada y si te ven ahí sentada, nos restarán puntos.

—De todo lo que dijimos que podría pasar, nada pasó. La erramos y feo.

Ambos asentimos.

El patio está rodeado de ventanales de cristal, lo que hace que podamos ver el interior del palacio; una parte del salón central y hacia la oficina de mi padre. Por lo tanto, veo cómo mi padre está entrando con una mujer, que no reconozco, a su oficina, dejando a sus guardias afuera.

―¿Viste eso?― le pregunté a Isaac.

Él me miró confundido― ¿A qué te refieres?

―¿Quién será esa mujer?― pregunté nuevamente― Que yo sepa o recuerde, en el consejo de mi padre no hay mujeres. Es algo por lo que siempre hemos discutido. Siempre le dije que debería haber mujeres, que debía modernizarse.

―¿Crees que tenga algo que ver con tu madre?― me preguntó confundido.

Yo negué― No lo creo, pero pienso en algo peor...

Él me observó esperando a que terminara la oración, pero no pude. No quiero creer lo que me imagino.

―Creo que puede ser... ya sabes, el hecho de prevalecer los linajes.

―¿Crees que él está buscándoles maridos para ustedes?―preguntó sorprendido.

Me encogí de hombros― Espero que no, no puede hacerlo.

―Recuerdo que mi madre para casar a mi hermano Lars contrató a una casamentera real. Se supone que buscan quienes de las familias reales es el mejor contrato para ambas familias.

Suspiré. Tendré que hacer otra visita a la oficina de mi padre para ver qué planea.

―Te acompaño― dijo de la nada Isaac. Yo pestañeé sorprendida― Sé en lo que piensas, Olivia. Te conozco, y no dejaré que entres sola allí. Aunque seas la hija del Rey, es peligroso.

Asentí― Lo sé, pero si nos agarraran juntos sería aún más peligroso, así que deja que haga esto sola.

Hizo una mueca, pero accedió asintiendo.

Pasaron varios minutos, treinta y cuatro minutos para ser exactos, y aún no ha pasado nada. La mujer no ha salido de la oficina, mi padre tampoco, y no hay señales de nadie intentando entrar al palacio por nuestro lado.

Vi cómo el pétalo de una flor lila caía al piso. La seguí en todo su recorrido, lo que me permitió ver cómo una sombra corría extrañamente. Hasta risa te daría si no estuviéramos en un simulacro.

Le hice una seña a Isaac y le tiré una piedra que agarré del piso, llamando su atención. Al ver su cara, noté que fue una mala idea. Me acerqué rápidamente a él, tapando su boca con mi mano, estaba a punto de quejarse, seguramente de una forma exagerada. Le hice un ademán de que se callara, me miró confundido, por lo que le señalé el techo.

Dos hombres corrían sobre este de una forma extraña, seguramente para que no los escucháramos, lo que habrían logrado si yo no hubiera estado mirando el piso. Diez puntos por estar aburrida.

Isaac me sonrió, ya que había predicho esto antes. Yo le contesté rodando los ojos.

Ambos seguimos a los hombres por el suelo. La puerta que da hacia el planetario está a nuestro costado y también está en nuestro perímetro, lo cual hará más divertido esto. 

¿¡Princesas en la AFS!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora